“Debemos ser peregrinos de esperanza para transformar la realidad argentina"
Este domingo, en el marco del triduo del Milagro, la Iglesia salteña celebró la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz con una emotiva misa estacional. Ante miles de fieles, el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, centró su homilía en el mensaje en la figura de Cristo resucitado, presentado como la luz de nuestra esperanza y el corazón del misterio pascual.
El sacerdote recordó que en cada Eucaristía se actualiza la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, quien “nos salvó con su muerte” y nos hace “hijos de Dios y herederos de la gloria desde el bautismo”. Con tono firme, instó a los presentes a no perder la esperanza, definida como “el motor que nos permite avanzar” y “la luz que disipa la noche”.
“Jesús es nuestra esperanza -advirtió-, guarda con perderla. En este peregrinar de la vida nos toca gozar y sufrir; por eso debemos dejarnos redimir y perdonar con su mismo amor”. En otro tramo, evocó a Cristo crucificado como consuelo y guía para seguir avanzando: “Al mirarlo, recibimos su ternura infinita y estamos llamados a irradiar ese amor hacia nuestros hermanos”.
El mensaje también tuvo un fuerte contenido social: invitó a que cada creyente aporte a “nuestra querida patria Argentina” desde la fe, la solidaridad y la esperanza, especialmente “por tantos hermanos que están sufriendo”. Enfatizó que, en este Año Jubilar, los fieles deben ser “signos vivos de la esperanza” y caminar con Jesús siguiendo sus pasos “amando, sirviendo y dando la vida para poder resucitar”.
La homilía concluyó con una referencia a María, presentada como "mujer de esperanza” que abraza, arropa y acompaña en este desafío de vivir la fe en el NOA: “Ella nos entrega su ternura de madre y nos anima a ser peregrinos de esperanza hasta la gloria del cielo”. La Iglesia llamó a los fieles a ser “peregrinos de esperanza” y a irradiar amor y misericordia para transformar la realidad argentina.
Mensaje central
El padre recordó que Cristo es la luz de nuestra esperanza: su Pasión, Muerte y Resurrección nos hicieron hijos de Dios y herederos de su gloria. Invitó a todos a vivir como “peregrinos de esperanza”, sin perderla en medio de las dificultades, porque “si se nos apaga la esperanza se hace la noche y no podemos avanzar”./ El Tribuno