El tránsito en la ciudad de San Miguel de Tucumán, especialmente en las horas pico, se caracteriza por un notable nivel de congestión. Esta circunstancia no solo afecta la movilidad, sino que también complica la búsqueda de estacionamiento disponible, lo que se convierte en un desafío cotidiano para los automovilistas. 

Recientemente, un relevamiento llevado a cabo por Los Primeros ha puesto de manifiesto una situación inesperada en cuanto a los precios de estacionamiento en la ciudad. Se ha observado una disparidad significativa entre el precio más bajo y el más alto en diversas playas de estacionamiento. En un recorrido de apenas unas pocas cuadras, el costo por hora para estacionar un automóvil puede oscilar entre los $700 y los $1.800, exhibiendo una amplia gama de precios intermedios. 

La Cámara de Estacionamientos, Garajes y Afines de Tucumán ha comentado que los precios sugeridos para el estacionamiento están muy por debajo de lo que algunos establecimientos del microcentro están cobrando actualmente. No obstante, es importante señalar que estos valores de referencia fueron establecidos hace aproximadamente un año, lo que podría indicar que no han tenido en cuenta la evolución de costos y la inflación que ha afectado la economía local. 

Amplia brecha en la tarifa de los estacionamientos en la ciudad

Ante esta situación, surgen diversas interrogantes en torno a la regulación de las tarifas de los estacionamientos en la ciudad. ¿Existen normas que regulen estos precios? ¿Quién tiene la autoridad para establecer y controlar los valores que se cobran en las playas de estacionamiento? ¿Hay algún tipo de supervisión sobre las tarifas que se aplican, o estas se determinan libremente por los propietarios de los establecimientos? 

La falta de claridad en la regulación y control de precios podría ser un factor determinante en la variabilidad de tarifas y en la percepción de los usuarios sobre la equidad de los costos. Por lo tanto, resulta crucial que se lleve a cabo un análisis más exhaustivo sobre esta problemática, que no solo afecta a los automovilistas, sino que también tiene implicancias en la dinámica comercial y social de la ciudad. De este modo, se requiere de un diálogo entre las autoridades responsables, los propietarios de los estacionamientos y la comunidad, con el objetivo de establecer un marco normativo que garantice precios justos y accesibles, asegurando así un servicio que responda a las necesidades de todos los ciudadanos.