Cientos de miles de argentinos vendieron sus datos biométricos por unos dólares
La mayoría accede sin hacer preguntas. Sólo unos pocos prefieren pasar de largo. La empresa asegura que borra los datos adquiridos.
En medio de una aguda crisis económica, ceca de 360.000 argentinos aceptaron que les lean el iris a cambio de un pago en criptoactivos que equivalen a 22 dólares.
Es parte de una campaña de Worldcoin, una billetera de criptomoneadas que, apelando a la universalización financiera, apunta a registrar clientes como usuarios únicos asegurando que luego elimina los datos biométricos adquiridos.
Se estima que más de 3 millones de personas ya se registraron mediante la lectura del iris en 35 países. Aunque en Argentina hay quienes cuestionan el proyecto por el uso de datos personales, sobre todo de personas en situación de pobreza, muchos aceptan la transacción ante la necesidad de dinero o mucho más simple, porque no les importa lo que hagan con sus datos.
Un informe de Deutsche Welle expuso algunos testimonios de personas que participaron de la experiencia, exponiendo que las dificultades económicas son el motivo por el que cada vez más personas se suman a la propuesta de la empresa.
José Maza, que trabaja como cocinero de hospital, dijo que decidió permitir que le escaneen el iris por necesidad de dinero. “Nos hace falta la plata. Con el momento que estamos pasando en el país todo viene bien. No es mucho pero sirve. Sobreviví al covid, creo que esto no me va a hacer nada”, señaló.
Diego Villán, desempleado, sostuvo que "sería plata fácil sin hacer nada malo. Estás entregando tus datos biométricos y todo eso, pero a veces la necesidad gana”.
Algunos preguntan, otros no se animan
Hay quienes dudan y averiguan, pero prefieren evitar el resgistro, como Franco, un porteño que llegó hasta plaza Houssay con el fin de ver de qué se trataba la iniciativa. “Si ni el gobierno sabe para qué es, yo voy a saber menos así que prefiero no meterme”, argumentó.
Tiago Sada, jefe de producto, ingeniería y diseño de Tools for Humanity, explicó: “Los datos biométricos nunca se vuelven a usar. Simplemente creamos una criptomoneda que creemos que debe ser un derecho de la gente a reclamar”.
Pero esto genera dudas a algunos expertos como Enrique Chaparro, secretario de la Fundación Vía Libre, que se preguntó en tono crítico: “¿Qué pasa si alguien utiliza mal ese dato digital? Si te incrimina en un proceso de fraude, lavado de dinero. ¿Cómo probás que no fuiste vos? Ya es bastante problema darle estos identificadores públicos a los estados. ¿Qué pasa cuando se lo damos a una empresa privada?”.