Cuánto debería durar el día y por qué no sucede así
La velocidad disminuye hace miles de millones de año mientras la luna se aleja. Pero algo pasó para hacer mucho más lento el proceso.
Muchas personas suelen expresar la necesidad de que el día dure más de las usuales 24 horas para poder cumplir con sus responsabilidades, ya sean laborales o académicas.
Algunos podrían desear que el día se extendiera hasta las 60 horas. Pero, ¿por qué los días en nuestro planeta duran 24 horas y no más? Un estudio reciente proporciona una explicación científica.
Publicado a principios de este mes en la revista Science Advances, el estudio nos lleva a un tiempo hace unos 4.500 millones de años cuando la Luna estaba más cerca de la Tierra y nuestro planeta giraba mucho más rápido.
Según estos datos, el día en la Tierra habría durado menos de diez horas. Sin embargo, a medida que la Luna se alejaba, la rotación de nuestro planeta se ralentizó.
Aunque actualmente la duración del día es de 24 horas, la investigación muestra que la Luna se aleja aproximadamente 3,78 centímetros por año, según los reflectores láser en la estrella.
De acuerdo con estos datos, se predijo que la Tierra debería tener días de 60 horas, no de 24. Entonces, ¿por qué no es así? Según los astrónomos de las Universidades de Toronto y Burdeos, una marea atmosférica contrarrestó a la Luna.
Los investigadores descubrieron que durante un periodo que va desde hace 2000 millones hasta hace unos 600 millones de años, el Sol impulsó la marea atmosférica que neutralizó los efectos de la Luna.
Este descubrimiento se basa en pruebas geológicas y en el uso de herramientas de investigación atmosférica. Se demostró que el estancamiento de las mareas del Sol y la Luna fue un fenómeno fortuito.
Cómo se acciona el freno
El estudio, titulado "Por qué el día dura 24 horas: la historia de la marea térmica atmosférica de la Tierra, la composición y la temperatura media", también explicó que la estrella natural frenó la rotación del planeta al crear "protuberancias de marea" que experimentamos como mareas altas y bajas.
La atracción gravitatoria de la Luna sobre estas protuberancias, junto con la fricción entre las mareas y el lecho marino, actúa como un freno sobre la rotación terrestre.
Los cambios notables ocurrieron hace más de 2000 millones de años cuando las protuberancias atmosféricas eran aún mayores debido a que la atmósfera terrestre era más cálida y su resonancia coincidía con la duración del día.
La frecuencia de resonancia de la atmósfera está determinada por varios factores, incluyendo la temperatura. Durante gran parte de la historia terrestre, la resonancia estuvo desincronizada con la velocidad de rotación del planeta.
Los expertos explicaron este fenómeno a través de una analogía con una hamaca. Si el empuje y el periodo de la hamaca no están sincronizados, la hamaca no alcanzará mucha altura.
Pero si están sincronizados y se empuja justo cuando la hamaca llega a un extremo de su recorrido, el impulso de la hamaca aumentará, alcanzando mayores distancias y alturas. Esto es lo que ocurrió con la resonancia atmosférica y la marea.