El ingeniero Hugo Cabral, interventor del Instituto de la Vivienda, visitó el estudio de Los Primeros en el marco de la conmemoración por los 66 años de la entidad. La ocasión sirvió para repasar una trayectoria de casi 100.000 viviendas construidas a lo largo de la historia del organismo, un número que enmarca la presencia del Instituto en la trayectoria urbanística y social de la provincia.

En la actualidad, la mayor parte de las obras que habían sido neutralizadas se han reactivado en Tucumán. Entre ellas figura una de las más emblemáticas: el programa PROCREAR II. Cabral aseguró que “todos los barrios en construcción se van a terminar el año que viene”, una afirmación que, de concretarse, representaría un alivio significativo para las más de 61.000 personas inscriptas en el Instituto de la Vivienda que aguardan un hogar propio.

De cara al año próximo, los sorteos tendrán una modificación en su criterio de ponderación: se valorará la antigüedad del inscripto, lo que redefine la prioridad entre quienes compiten por las unidades. En tanto, para el resto de 2026 no se proyectan entregas de viviendas; la gestión concentra sus esfuerzos en consolidar el marco administrativo y financiero que permita retomar las adjudicaciones en condiciones sostenibles.

En ese sentido, Cabral adelantó que están “buscando el marco legal para actualizar las cuotas de las viviendas”. El objetivo declarado es adecuar las obligaciones económicas de los adjudicatarios a la realidad actual, aunque el alcance y la forma de esa actualización dependerán de los avances normativos y de las decisiones administrativas que se tomen en los próximos meses.

La reactivación de obras, la prioridad por antigüedad y la búsqueda de un nuevo esquema de cuotas plantean un escenario de transición: por un lado, la posibilidad concreta de terminar barrios postergados; por el otro, la necesidad de consolidar reglas claras que garanticen la sustentabilidad del sistema y la protección de quienes esperan acceder a una vivienda. El Instituto, bajo la intervención de Cabral, enfrenta ahora el desafío de traducir esos anuncios en certeza para miles de familias.