El huevo dejó de ser un mero complemento para convertirse en protagonista cotidiano. Donde antes bastaba con comprar media docena en el supermercado, hoy los maples de 30 unidades están instalados en los hogares y en comercios que, incluso, especializan su oferta exclusivamente en este producto. Para los comerciantes, su presencia es clave: quedarse sin stock puede alterar el flujo de ventas y, por eso, proliferan locales que exhiben pilas de maples como único rubro.

El cambio de estatus del huevo tiene raíces múltiples. La Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) ubica al huevo entre los productos más buscados por los consumidores, y sus proyecciones hablan de un consumo per cápita que llegaría a 380 unidades en el primer semestre de 2025, un récord histórico. Ese crecimiento se explica por factores sencillos y complementarios: el huevo ofrece un aporte proteico de calidad, es versátil en la cocina, fácil de preparar, accesible y, sobre todo, económico frente a otras fuentes de proteína animal.

El renacimiento del huevo: claves del auge en su consumo

Los platillos cotidianos lo confirman: tortillas, milanesas con huevo, huevos duros, fritos, al agua u omelettes; tortas, pastas, empanadas y tartas integran este alimento en todas sus formas. La circulación de huevos es masiva: cada maple contiene 30 unidades, cada cajón reúne 12 maples y cada pal reúne 30 cajones.

La aceptación del huevo, además, implicó el desplazamiento de estigmas previos sobre su relación con el colesterol. Voces del mercado recordaron cómo, décadas atrás, el alimento fue objeto de campañas contradictorias; hoy, las corrientes nutricionales contemporáneas reivindican su valor proteico y sus grasas de calidad. Para comerciantes como Miguel Zuber, del Mercado de Productores, el huevo cumple una función social y económica: “Es barato, tiene vitaminas y proteínas, y entonces reemplaza a la carne, que es difícil de alcanzar con los salarios que hay”. En la comparación de precios, una docena de huevos equivalía históricamente a medio kilo de carne; hoy los cortes de carne se venden por cifras que vuelven al huevo aún más competitivo.

El renacimiento del huevo: claves del auge en su consumo

Las cifras sectoriales avalan la tendencia. Capia estima que el consumo de huevos en Argentina creció un 200% en las últimas dos décadas, acompañado por un incremento de la producción del orden del 120%. El stock de gallinas ponedoras pasó de 5 millones a 60 millones en veinte años, con Buenos Aires y Entre Ríos como principales provincias productoras. Pese a ese avance, los directivos de la cámara señalan limitantes para una expansión adicional del consumo: la capacidad de compra de los consumidores y la dificultad de aumentar la ingesta por persona. El desafío, según Javier Prida, presidente ejecutivo de Capia, es lograr que quienes consumen un huevo por día aumenten su consumo regular.

Desde el punto de vista nutricional, profesionales como la nutricionista María Florencia Palma remarcan que la percepción social sobre el huevo cambió: hoy se destaca su aporte de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y grasas de calidad, y se lo asocia a una mayor sensación de saciedad. Ese reconocimiento, sumado a la búsqueda de alternativas frente a los alimentos ultraprocesados, convirtió al huevo en una elección frecuente para desayunos y meriendas, tanto en hogares como en bares y cafeterías de especialidad.

El renacimiento del huevo: claves del auge en su consumo

No obstante, los especialistas recomiendan prudencia: el consumo excesivo no es aconsejable para todos por igual y debe evaluarse caso por caso, en función de condiciones de salud como enfermedades relacionadas con el colesterol. La pauta sugerida es moderación y variedad —por ejemplo, dos o tres huevos por día para quienes no presentan riesgos— dentro de una dieta equilibrada.

En síntesis, el ascenso del huevo en la mesa de los rosarinos responde a una conjunción de factores: economía doméstica ajustada, mayor producción y logística del sector avícola, validación científica de sus cualidades nutricionales y una adopción cultural que lo incorporó a prácticas gastronómicas cotidianas. Lejos de la mala fama del pasado, el huevo hoy se reconoce como un alimento central, asequible y flexible, que acompaña tanto la necesidad de comer con bajo presupuesto como la demanda por opciones más nutritivas y menos procesadas.