Las fuertes tormentas y lluvias que desde la madrugada del pasado sábado afectan a gran parte del centro del país dejaron un saldo de inundaciones en distintos puntos de las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Catamarca. El fenómeno meteorológico, que se mantendría con intensidad variable durante la jornada del domingo y parte del lunes, puso en evidencia nuevamente la vulnerabilidad de zonas rurales y periurbanas ante episodios de precipitación intensa.

Una de las localidades más comprometidas por el anegamiento es Quiroga, en la provincia de Buenos Aires. Campos productivos cubiertos por agua, caminos rurales intransitables y parcelas aisladas son el paisaje que describen los vecinos. La persistencia del agua en superficies agrícolas y veredas encendió la alarma entre quienes habitan la zona y utilizan esas vías de comunicación diariamente.

En declaraciones radiales, habitantes de Quiroga señalaron que varios canales de desagüe se encuentran obstruidos, lo que —según su versión— impide el normal escurrimiento de las aguas y agrava la situación. “Están tapados los canales desde hace mucho tiempo. La inundación vino ahora, pero cuando hubo sequía no se hicieron los trabajos que deberían haberse hecho. Hace años que estamos pasando por lo mismo”, relató una vecina. Añadió además que la problemática no se limita al sector más cercano al pueblo —a unos cinco kilómetros— sino que se repite en diferentes áreas del distrito.

La queja ciudadana apunta a una combinación de factores: falta de mantenimiento de la infraestructura hídrica local, decisiones pendientes durante los períodos de poca agua y la intensidad de las precipitaciones actuales, que superan la capacidad de drenaje de la red. En muchos distritos rurales, los canales y zanjas funcionan como elementos clave para evacuar excedentes pluviales; cuando se obstruyen por sedimentos, malezas o basura, su eficiencia se reduce drásticamente.

Desde la municipalidad de la jurisdicción y organismos provinciales suelen argumentar que las intervenciones dependen de presupuestos, prioridades y del estado de caminos y alcantarillas, y en episodios de sequía la percepción de urgencia suele ser menor. No obstante, la recurrencia de las inundaciones vuelve a poner en la agenda pública la necesidad de programas sostenidos de mantenimiento y planificación hidráulica que contemplen escenarios de lluvias extremas.

Productores y vecinos alertan por las consecuencias económicas y sociales: pérdida de cultivos, dificultad para el ingreso y salida de servicios básicos y riesgo de contaminación de agua potable en áreas rurales. En paralelo, asociaciones rurales y cámaras agrícolas suelen reclamar una política integral que incluya limpieza programada de canales, mejoras en la conectividad y obras de contención o derivación cuando corresponda.

Hasta el momento no se registraron evacuaciones masivas en Quiroga ni informes oficiales de daños catastróficos, pero la situación continúa siendo evaluada por autoridades locales y equipos técnicos que monitorean el nivel de agua en campos y rutas. Las previsiones meteorológicas anuncian que las lluvias podrían persistir, por lo que las autoridades recomiendan extremar las medidas de seguridad, evitar circular por caminos anegados y reportar obstrucciones en la red de drenaje para su atención.

La repetición de estos episodios plantea un interrogante central para municipios y gobiernos provinciales: cómo transformar las respuestas puntuales en políticas sostenibles que reduzcan la recurrencia del daño en comunidades rurales. Mientras tanto, los vecinos de Quiroga aguardan que se concrete la limpieza y el mantenimiento prometido de los canales para que, en las próximas lluvias, el agua encuentre un cauce y la zona vuelva a la normalidad lo antes posible.