El sonido de las turbinas y el flujo de pasajeros marcan, desde hace décadas, el pulso de un aeropuerto que ahora mira hacia una transformación profunda. En un acto que corona meses de gestión conjunta entre la provincia y el Estado nacional, se adjudicó la licitación para la modernización del Aeropuerto Internacional Benjamín Matienzo, un proyecto que promete modificar la fisonomía de la terminal y ampliar la conectividad de Tucumán.

Osvaldo Jaldo, gobernador en uso de licencia, puso en contexto la iniciativa: la decisión de reflotar la obra formó parte de la planificación provincial tras asumir en 2023, orientada a mejorar los ingresos por turismo, fortalecer las economías regionales y facilitar la salida de producción por vía aérea. El proceso, a cargo de Aeropuertos Argentina en coordinación con el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA), contó con la participación de siete empresas y fue adjudicado sobre una base presupuestaria que supera los 48.700 millones de pesos (más IVA, base diciembre de 2024), con un plazo de ejecución estimado en 26 meses.

Según las declaraciones oficiales, la adjudicación surge tras la culminación del trabajo de la firma Aeropuerto 2000 en la licitación pública. ORSNA deberá formalizar las autorizaciones finales, tras lo cual la empresa ganadora estaría instalando su obrador en el aeropuerto en un plazo muy breve. La expectativa es que las obras permitan que Tucumán cuente con una de las terminales más modernas del país.

El proyecto implica una renovación integral de la terminal de pasajeros: la superficie cubierta se ampliará de 8.600 m² a 10.000 m². Entre las mejoras previstas se destacan la incorporación de dos nuevas mangas —llegando a un total de tres—, la ampliación de la sala de embarque de 650 m² a 1.800 m², la instalación de 14 mostradores de check-in y un nuevo hall de partidas con cuatro puertas para vuelos nacionales y dos para internacionales.

También se contempla la modernización de los sectores de control de equipaje, carruseles y áreas gastronómicas.

La intervención está pensada para habilitar operaciones simultáneas de vuelos nacionales e internacionales y adecuar la infraestructura al crecimiento esperado en la demanda de pasajeros.

En términos financieros, la obra se financiará con recursos del Fideicomiso de Fortalecimiento del Sistema Nacional de Aeropuertos, conformado por el 15% de los ingresos del concesionario que se reinvierten en obras aeroportuarias en todo el país. Jaldo subrayó que esos fondos —resultado de la tasa que abonan los viajeros y las aeronaves— se destinaron con prioridad a la provincia, y destacó que se trata de la primera licitación y del primer aeropuerto que se iniciará como obra nueva en las provincias.

La licitación y su próxima ejecución abren un período de obras que, además del impacto sobre la conectividad, plantea interrogantes operativos y económicos: tiempos de construcción, coordinación con las operaciones actuales del aeropuerto y el efecto sobre tarifas y servicios a corto y mediano plazo. Para Tucumán, sin embargo, la promesa es clara: una terminal ampliada y modernizada que busca responder al crecimiento del tráfico aéreo y a las necesidades de una provincia en búsqueda de mayor presencia en el mapa nacional e internacional.