Las tormentas de los últimos días en la región han causado verdaderos desastres al algunas localidades pero también han sido buenas para aliviar la sequía que estaba agobiando a los pobladores por la falta de agua potable o de riego.

En el mes de noviembre, la Sociedad de Aguas del Tucumán había confirmado a Los Primeros que la cota del dique El Cadillal había llegado a tocar los 589 metros sobre el nivel del mar y la baja no se detenía. 

Al ritmo que llevaba, el embalse estaba perdiendo casi un metro cada semana y media y se acercaba peligrosamente al nivel mínimo que se necesita para que la usina de la hidroeléctrica funcione y genere energía.

"Estamos esperando que llueva", habían declarado las autoridades como si fuera una súplica. Y finalmente llovió. 

Las precipitaciones en el norte de la provincia han alimentado el caudal del río Salí y comenzó a abastecer al espejo de agua. En las últimas horas, la SAT confirmó que la cota subió a 590,36 msnm. 

Si bien es un alivio, los niveles todavía están bajos ya que el ideal es de 614 msnm.