La reciente decisión del municipio de San Miguel de Tucumán de proceder al levantamiento de los adoquines históricos en el barrio de Barrio Sur ha suscitado una variedad de reacciones en distintos sectores, particularmente entre los especialistas en urbanismo y arquitectura. Entre ellos, el arquitecto Pablo Arias ha expresado su postura sobre el tema, resaltando la importancia de la identidad urbana y la memoria colectiva en el contexto de esta intervención. 

Arias, quien se desempeñó como docente en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), argumenta que la acción de retirar los adoquines no debe considerarse un simple cambio de infraestructura, sino un acto que afecta la identidad de la ciudad. En sus declaraciones a La Gaceta, mencionó que "esto va en detrimento de la memoria colectiva" y que es fundamental entender que la configuración urbana está íntimamente relacionada con la historia y el sentido de pertenencia de sus habitantes. En su análisis, Arias se alinea con las opiniones de Raúl Torres Zuccardi, reconocido por su expertise en el análisis urbano en la región. Ambos coinciden en la necesidad de abordar los problemas de infraestructura, tales como los hundimientos y las fallas en el escurrimiento de aguas que afectan a Barrio Sur, pero hacen hincapié en que estas soluciones no deben ser implementadas de manera aislada o improvisada. "Esto no debería resolverse con medidas puntuales. Hace falta un plan director que trascienda gestiones y establezca una estrategia a largo plazo", afirmó, subrayando la vulnerabilidad de la zona. 

El arquitecto también destacó que los adoquines no representan un obstáculo técnico, sino que son elementos que contribuyen al carácter distintivo del lugar. Defendió la posibilidad de realizar intervenciones en la infraestructura, sin renunciar al valor patrimonial que poseen estos adoquines. "El problema no es levantar para reparar. El problema es no volver a colocar los adoquines. Técnicamente es posible, y sería una forma de conservar la imagen y el espíritu de un barrio con identidad propia", sostuvo. Arias hizo énfasis en que su postura no es una resistencia al progreso, sino una invitación a reflexionar sobre la importancia de ciertos elementos urbanos que transmiten cultura e historia. "No es nostalgia. Es memoria colectiva. Y eso es parte esencial de cualquier comunidad. No podemos destruir símbolos porque nos parecen obsoletos", insistió. 

Adicionalmente, el arquitecto resaltó que Tucumán cuenta con un capital humano capacitado para abordar la preservación y conservación de espacios urbanos, citando el trabajo de estudiantes y docentes del Instituto de Historia de la FAU, muchos de los cuales están involucrados en investigaciones del Conicet. "Hay capital intelectual disponible que podría contribuir con soluciones más integrales", indicó, sugiriendo la necesidad de que el municipio establezca canales de diálogo con estas instituciones académicas y con la comunidad local. Arias también destacó la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con la urbanización y el desarrollo de la ciudad. Mencionó ejemplos exitosos de participación en otras ciudades, como Medellín, señalando que la voz de los habitantes es esencial para garantizar la legitimidad y eficacia de cualquier medida adoptada. 

Finalmente, el arquitecto expresó su preocupación respecto a que la decisión de levantar los adoquines no esté sustentada en una estrategia más amplia y coherente para el barrio. "Es una lástima ver cómo se destruye una imagen que forma parte del paisaje urbano y de la identidad de Barrio Sur. Esto no debería resolverse a las apuradas ni quedar en manos de decisiones técnicas aisladas. Hace falta pensar la ciudad en conjunto", concluyó, llamando a una reflexión profunda sobre el futuro del barrio y su patrimonio urbano.