Miniaturas con sabor: la tucumana que convirtió las comidas argentinas en joyas únicas
Julieta Santos creó una marca de piezas únicas hechas a mano con arcilla polimérica y resina. Su inspiración proviene de platos gastronómicos y de artículos vintage. Una publicación en redes sociales la convirtió en furor y disparó pedidos desde todo el país.
Lo que nació como un ingreso para pagar deudas se convirtió en un proyecto de vida muy especial para una artista tucumana que hoy es conocida en todo el país por sus obras hiperrealistas en miniatura. Desde milanesas, guisos y empanadas, hasta botellitas de soda son transformados en aritos y collares que impresionan por el perfecto cuidado en las texturas y colores.
Todo el ingenio proviene de Julieta Santos, diseñadora de indumentaria e ilustradora de 31 años. Desde muy chica supo que su camino estaría ligado al mundo artístico, le confirma a TN. Durante la secundaria asistió a la escuela de arte, donde se especializó en pintura y grabado, y más tarde encontró en la ilustración un espacio propio con proyectos personales y para su propia marca.
En 2015, cuando todavía estudiaba Diseño de indumentaria, comenzó a hacer bijouterie. “Ya estaba en los últimos años de la carrera, necesitaba dinero para comprar materiales para las prendas de mi tesis”, recuerda. Así fue como empezó con el emprendimiento llamado “Oniria”: “Haciendo collares y pulseras, vendía bien”. En 2017, cuando se recibió, decidió continuar con el proyecto.
Sin embargo, decidió convertirlo en lo que hoy la dio a conocer en todo el país. “Quería hacer algo más personal. Me gustan las cosas vintage”, asegura. Impulsada por esa idea, transformó su negocio en “Plutonia” (@plutonia.ar en Instagram). Julieta es coleccionista de antigüedades y combinó esta actividad con su arte.
Durante la pandemia, encontró el punto de inflexión que terminó de consolidar su proyecto de aritos y collares. El consejo de su novio y el apoyo de sus padres fueron clave para que apostara definitivamente a la joyería, un negocio que ya cumplió cinco años.
El proceso creativo
En sus inicios, Julieta usaba impresiones 3D de filamento, pero pronto decidió dar un salto más artesanal. “Después, empecé creando mis propias matrices para sacarles moldes y así hacer mis propios diseños”, cuenta.
Primero trabajó con porcelana fría y luego se inclinó por la arcilla polimérica de NVC, que es más versátil y de secado lento, lo que le permitía mayor precisión. Pero con su talento, les dio un toque único a los accesorios. “Aprendí sola, mirando videos. Siempre fui muy detallista. Desde 2017 hasta hoy, practiqué tanto que fui perfeccionando. Busco imágenes de referencia y las estudio. Esa es la magia de la pieza, hay mucha observación en los detalles. Me fijo mucho en los colores y la relación entre tamaño”.
El resultado: pequeñas obras de arte que sorprenden por su realismo. Bolsitas de pan hechas con resina, panes moldeados en arcilla polimérica y hasta franjas pintadas a mano. “Mis piezas son una joyería contemporánea, con valor artístico y conceptual. No buscan solo adornar, sino contar una historia o transmitir una idea a través de materiales no convencionales, en este caso de arcilla polimérica y resina. Cada figura es única o suelen ser tiradas limitadas”, remarca.
Inspiraciones y nostalgia
Su universo creativo se nutre de la cocina, de la vajilla vintage y de las costumbres argentinas. “Me gusta cocinar y me gusta coleccionar vajilla vintage y lo tomé como inspiración, y también las costumbres argentinas. Muchas piezas están inspiradas en objetos que ya no se fabrican”, señala. Entre los más destacados, Julieta menciona las copas Cindor, los alfajores Fulbito y también el dirigible de La Serenísima de los 90.
El proceso de producción varía según el diseño. Puede tomarse entre un día o día y medio para una sola miniatura. “Si trabajo en serie, me puedo demorar hasta una semana (con 10 figuritas, aproximadamente) porque esas piezas llevan varios ingredientes en conjunto”, aclara. En cualquiera de los casos, todos los accesorios son realizados con minuciosidad. Además, en su cuenta de Instagram comparte cómo estudia, hace pruebas y realiza sus obras.
Entre las figuras más pedidas están las miniaturas de galletitas Tita y Rhodesia, los sifones de soda, las tablas de asado y las chocotortas. “A veces, pregunto qué le gusta a la gente y hay mucha gente nostálgica que me pide”, dice.
El fenómeno viral
Julieta organiza su producción con un mes de trabajo previo para activar las ventas en su tienda online. “Antes, tenía más variedad que cantidad, entonces pongo un recordatorio en las historias de Instagram para que la gente no se pierda la apertura”, explica.
Pero esta vez ocurrió algo inesperado. Compartió una foto de sus “argenmilas” en Twitter, una red social que casi no usaba. “La gente empezó a compartir y compartir y el tuit se hizo viral. Después, vi que lo repostearon en portales de noticias”, recuerda como una grata sorpresa. La publicación coincidió con la apertura de las ventas: “Iba a abrir la tienda el 19 y se viralizó el 18” de septiembre, asegura.
El impacto fue inmediato. Sus seguidores y clientes no paran de enviarle mensajes de apoyo. Y celebra: “Recibo muchos mensajes re lindos, que les hace recordar a lo que cocinaba su abuela o su mamá. Me pasan mensajes contándome sus recuerdos. Me gusta que la gente tenga una de mis piezas y las atesore”. /Informe TN