El cardenal peruano Juan Luis Cipriani ha sido objeto de controversia en el ámbito religioso debido a la sanción canónica impuesta por el papa Francisco tras denuncias de abuso sexual. Esta medida, que incluye restricciones en su actividad pública y la prohibición de portar símbolos cardenalicios, ha generado un intenso debate sobre la conducta de figuras eclesiásticas y su responsabilidad ante las víctimas de abusos.

 A pesar de estas sanciones, Cipriani realizó una visita a Roma, donde participó en un homenaje al fallecido papa Francisco, lo que fue interpretado como una falta de respeto hacia las víctimas y la comunidad católica en general. La sanción, que se hizo efectiva a principios de enero, también contempla el exilio del cardenal de su país natal, Perú. 

Nueva polémica en el Vaticano: un cardenal sancionado por abuso se sumó al cónclave

Aunque las restricciones lo inhabilitan para desempeñar funciones públicas, su presencia en el Vaticano ha suscitado reacciones negativas, especialmente considerando que Cipriani tiene 81 años, lo que le excluye de participar en el cónclave debido a la normativa que limita la elegibilidad a cardenales menores de 80 años. 

La historia de Cipriani no es nueva; en 2018, una víctima había escrito al papa Francisco denunciando abusos sufridos en 1983, y se menciona que ya existía una denuncia previa en 2002. La situación se complica aún más debido a su rol dentro del Opus Dei, una organización con una estructura rígida y un enfoque conservador sobre cuestiones de moralidad y disciplina. 

La renuncia de Cipriani como arzobispo de Lima fue confirmada por el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, quien también destacó las medidas disciplinarias impuestas al cardenal. Este caso arroja luz sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia católica en su lucha contra el abuso sexual y la necesidad de mantener la integridad de sus instituciones.