Qué agregar a la salsa casera para que no salga ácida: el secreto de los chefs
Muchos cocineros recurren a un ingrediente inesperado para equilibrar el gusto y lograr un resultado más suave y sabroso.
Cuando se cocinan tomates frescos o en conserva, en especial en salsas caseras, es común que aparezca un gusto algo ácido o amargo. Esto se debe a los ácidos naturales que contiene el tomate, que se intensifican al concentrarse durante la cocción prolongada.
Por eso, agregar una pequeña cantidad de azúcar, en general media o una cucharadita, ayuda a equilibrar la acidez del tomate y darle un sabor más redondeado, suave y agradable. No se trata de hacer la salsa dulce, sino de lograr un mejor balance de sabores.

Este truco es muy usado en recetas italianas y también en salsas caseras argentinas. Algunos cocineros incluso reemplazan el azúcar por una zanahoria rallada, que también aporta dulzor natural y ayuda a contrarrestar la acidez.
Eso sí: la clave está en no excederse. Si se agrega demasiado azúcar, la salsa puede perder su sabor característico. Lo ideal es probarla durante la cocción y ajustar al gusto, buscando siempre el equilibrio justo entre dulzor y acidez.