En Lules se vive un momento histórico que despierta alegría y esperanza: el municipio recuperó más de 120 hectáreas de la quebrada, ese rincón natural que durante más de cuatro décadas permaneció privatizado. La intendenta Marta Albarracín encabezó la firma de las escrituras que devuelven esas tierras al patrimonio público y anunció la reapertura progresiva del paraje para que lo disfrute toda la comunidad.

Mi corazón sigue latiendo fuerte; es tanta la emoción que siento porque lo que pareció imposible, lo que muchos creyeron que nunca iba a pasar, finalmente llegó”, confesó Albarracín con una mezcla de orgullo y emoción que contagia.

La jefa municipal recordó con nostalgia que tenía 12 años la última vez que pudo recorrer libremente el predio. A partir de entonces, el acceso quedó restringido: se vendió gran parte de la tierra que pertenecía a los luleños y solo una franja cercana a la ruta y al río quedó disponible para el público. Recuperar ese paisaje emblemático fue un objetivo sostenido por la gestión.

La restitución se logró por una negociación directa con los actuales propietarios, lo que permitió evitar un proceso de expropiación. Albarracín destacó que, desde que asumió, se propuso recuperar la quebrada y aprovechó contactos institucionales para avanzar: “Se llegó a un arreglo y el Gobierno de la Provincia tuvo un rol clave”.

Con la firma de las escrituras, la intendenta anunció cómo será la reapertura: será ordenada y gradual. “Vamos a abrir el portón, y va a ser una emoción porque entre todos los vecinos vamos a entrar y disfrutar de ese bello lugar. Luego, en unas semanas, vamos a acondicionarlo para que las familias puedan visitarlo tranquilamente”, adelantó.

El plan de puesta en valor combina conservación, recreación y seguridad: se instalarán garitas de vigilancia para un monitoreo permanente, se habilitarán baños, se reacondicionarán merenderos y se garantizará conectividad con internet gratuito. La intención es que la quebrada se convierta en un espacio de disfrute familiar, seguro y cuidado: “Es un paraíso”, expresó la intendenta.

La emoción de Albarracín estuvo teñida de recuerdos personales: evocó a su padre y a tantas familias que durante años soñaron con volver a caminar por esos senderos. “Siempre decía que tal vez se moriría sin volver a ver abierta la quebrada. Hoy puedo decir con orgullo, y con lágrimas, que recuperamos la quebrada. Cuando uno trabaja con amor, los sueños se cumplen”, afirmó.

Más allá del valor simbólico y sentimental, la recuperación de la Quebrada de Lules abre nuevas posibilidades turísticas y recreativas para la provincia. La intendenta invitó a tucumanos y visitantes a conocer esa postal natural que ahora vuelve a ser de todos: un territorio recuperado para el disfrute, la memoria y el futuro de la comunidad.