Transformación del paisaje en Tafí Viejo: el avance de los barrios privados

En la última década, Tafí Viejo experimentó una mutación silenciosa y paulatina: antiguas fincas de limón fueron desmontadas para dar paso a barrios privados. Lo que hasta hace poco era un mosaico de chacras y plantaciones hoy aparece salpicado por lotes urbanizados y construcciones que redefinen la fisonomía de la ciudad.

La avenida Constitución se erige como el epicentro de esa transformación. Allí, la proliferación acelerada de barrios cerrados no solo altera el paisaje urbano sino que empuja la expansión del casco hacia sectores que antes se consideraban periféricos y, en algunos casos, paradisíacos. En el entorno del parque fitozoológico y en las inmediaciones del cruce con la ruta nacional 9, también se advierte un aumento de nuevas edificaciones impulsadas por iniciativas privadas, evidencia de que el fenómeno no es episódico sino sostenido.

El desarrollo de estos emprendimientos exige, inevitablemente, la expansión de infraestructura básica: redes de energía eléctrica y de agua potable figuran entre las más demandadas. En ciertos barrios, esa demanda se ha satisfecho, aunque no siempre de manera equilibrada para la comunidad en general. Vecinos históricos han denunciado en repetidas ocasiones que la extensión de servicios terminó generando complicaciones para áreas colindantes: problemas de suministro, sobrecargas puntuales y una distribución de recursos que no siempre consideró la capacidad de la red existente.

Un dato central del proceso es la ausencia de una red de gas natural que acompañe la nueva trama urbana. Esa carencia obliga a muchos hogares a depender intensivamente de la energía eléctrica para calefacción y cocina, lo que incrementa la demanda sobre las redes eléctricas y puede duplicarla en determinados sectores. La consecuencia potencial es una mayor vulnerabilidad frente a cortes y una presión adicional sobre la planificación de servicios públicos.

El avance de los barrios privados en Tafí Viejo plantea preguntas sobre planificación territorial, equidad en el acceso a servicios y conservación del paisaje productivo. La dinámica privada de loteos y urbanizaciones responde a intereses inmobiliarios y a la demanda de nuevas formas de vivienda, pero su crecimiento sostenido exige una respuesta coordinada desde las autoridades locales para garantizar infraestructura adecuada, mitigar impactos ambientales y preservar la cohesión del tejido urbano.

Mientras tanto, el paisaje de limón que una vez caracterizó a sectores de Tafí Viejo queda como recuerdo en parcelas dispersas, testigo del cambio en curso. La ciudad se reconfigura: con ella, viejas prácticas de uso del suelo, modelos de provisión de servicios y las expectativas de quienes viven y quieren seguir viviendo en ese territorio.