La Historia de Argentina es la historia de sus ferrocarriles y edificios. El desembarco de los primeros trenes ingleses. Su nacionalización, época dorada y posterior quiebra económica y privatización. Es la historia de pueblos fantasmas habitados por estaciones, vagones, y vías del tren que no llevan a ningún lado. Es la gran epopeya de Argentina y de una incompleta revolución industrial, que tuvo que colonizar un territorio de casi seis veces el tamaño de España.

En 1886, la primera línea de ferrocarril llegó desde Buenos Aires hasta Mar del Plata. Esta zona costera del Atlántico, con más de 28 kilómetros de playa entre las que destacan la Playa Bristol, la Playa Varese, Playa Grande y Punta Mogotes, pronto se convirtió en el balneario favorito de las clases acomodadas porteñas.

Hubo un tiempo, hace casi un siglo, que esas mismas clases altas soñaban con convertir a Argentina en la París de América Latina. El Central Casino de Mar del Plata y el hotel explotado por la empresa española NH son testigos de esas pretensiones: dos imponentes edificios gemelos de estilo ecléctico y neoclásico simplificado inspirados en el Hôtel du Palais de Biarritz y en la Place Vendôme de París.

Levantado por el arquitecto argentino Alejandro Bustillo, este conjunto arquitectónico fue decorado por el conocido diseñador francés, Jean-Michel Frank, quien se encargó de su mobiliario y estuvo vinculado al país austral por más de 20 años antes de lanzarse al vacío desde un rascacielos de Manhattan (Nueva York), donde también pasaba largas temporadas.

A pesar de ser inaugurado en 1939, el Casino Central del balneario Mar del Plata desafía el paso de los años y de las nuevas tendencias digitales, como el blackjack en línea. Después de una profunda rehabilitación en 2007 y tras dejar atrás los peores años de la crisis económica, este complejo turístico sigue siendo uno de los casinos más grandes de Argentina, y también escenario de uno de los lugares de ocio más costosos del Cono Sur.

Tras su rehabilitación, uno de los mayores casinos de Argentina sigue en plena forma

Situada a 400 kilómetros al sureste de Buenos Aires, Mar del Plata puede llegar hasta triplicar su población durante el verano, principalmente en diciembre y enero, que son los meses con mayor movilidad por las altas temperaturas y las fiestas de las Navidades.

La inmensa marquesina de llamativas luces de neón que coronaba la entrada del Casino Central se trasladó a la plaza Guillermo Brown tras su remodelación en 2007. Esta explanada, que lleva el nombre de este almirante y marino argentino, separa los dos edificios gemelos diseñados por Bustillo, y desemboca en el mar a través de una extensa escalinata de piedra dominada a ambos lados por las icónicas efigies de unos leones marinos, talladas por el artista José Fioravanti.

Estos animales son, precisamente, uno de los iconos de la ciudad. En la lobería del Puerto, donde faenan hasta 400 buques pesqueros, habitan hasta 600 ejemplares que a lo largo de los años se han ido instalando atraídos por los desechos piscícolas de los barcos.

El Casino Central, situado en el edificio sur, está administrado por la gobernación de la provincia de Buenos Aires desde 1992, y junto a otros 11 casinos, 45 bingos y cinco hipódromos forma parte de la red del Instituto de Lotería y Casinos de la región, que concentra el 40% de la población total de Argentina.

La sala principal del Casino Central dispone de hasta 64 ruletas americana; 18 mesas de blackjack; 2 de dados; 14 de poker. Las instalaciones de este centro de juego marplatense han sido reformadas para acoger distintas actividades; desde conciertos, música en vivo, espectáculos, certámenes gastronómicos o eventos corporativos y sociales.

Desde su inauguración en 1950, el edificio norte ha sido uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad. Actualmente, forma parte de la cadena NH Gran Hotel Provincial y cuenta con cinco estrellas, 460 habitaciones y un auditorio. También dispone de un pabellón deportivo que ha acogido numerosos torneos y sirvió de sede para numerosas citas deportivas en los Juegos Panamericanos de 1995.