La imagen es dura: Manuel Marcelo Herrera recorre las calles tucumanas con un carro repleto de cartones, acompañado por sus dos hijas pequeñas. No tiene con quién dejarlas y, mientras su esposa trabaja lavando ropa, él sale cada día a buscar materiales reciclables para sostener a su familia. El video, compartido en Instagram, se viralizó rápidamente y generó una ola de empatía, donaciones y pedidos de ayuda concreta.

Aunque la reacción solidaria fue inmediata, la historia de Manuel puso en primer plano una situación mucho más amplia: la creciente vulnerabilidad de muchas familias que sobreviven como pueden en un contexto de fuerte deterioro económico. En Tucumán, como en otras provincias del país, la pobreza afecta a una proporción importante de la población. Según el INDEC, el 40% de los habitantes vive por debajo de la línea de pobreza, y uno de cada cuatro niños sufre inseguridad alimentaria.

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JorgitoDiaz️ on Instagram: "Gracias a Dios por el pan para mis hijas… Está historia te partirá el corazón💔 Si te gustaría colaborar con las causas de ayuda, te dejo el alias de la Fundación: 👉 Jorge.Fundacion A nombre de: Fundación Somos de la Gente"

El caso de Manuel no es excepcional. Representa a miles de trabajadores informales que, sin una red de contención o recursos disponibles, enfrentan el desafío diario de alimentar y cuidar a sus hijos. La suba de precios, la falta de acceso a empleo formal y la reducción de políticas sociales agudizan las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos.

Diversos sectores, como organizaciones sociales, religiosas y referentes comunitarios, advierten que la situación se ha agravado en los últimos meses. Reclaman mayor presencia del Estado para garantizar mínimos esenciales como alimentación, salud y educación. Mientras tanto, cientos de historias similares a la de Manuel se repiten en distintos puntos del país, recordando que detrás de los indicadores económicos hay personas reales que cargan con el peso de la crisis todos los días. /Contexto