En los últimos días, ha ganado visibilidad en diversos medios la propuesta de preparar yogur griego en casa usando apenas dos ingredientes.

La particularidad de la receta radica en la eliminación del suero del yogur tradicional, lo que permite obtener la consistencia espesa característica del yogur griego.

A continuación, se detalla cómo realizar esta preparación en el hogar, los aspectos técnicos que conviene tener en cuenta y la forma de conservar el producto final.

La particularidad de la receta radica en la eliminación del suero del yogur tradicional
La particularidad de la receta radica en la eliminación del suero del yogur tradicional

Ingredientes y procedimiento básico

Para elaborar esta versión casera del yogur griego se necesitan dos ingredientes esenciales:

1 litro de leche entera (mejor si es fresca o pasteurizada),

2 cucharadas de yogur natural con cultivos activos (sin azúcar ni saborizantes).

Para elaborar esta versión casera del yogur griego se necesitan dos ingredientes esenciales
Para elaborar esta versión casera del yogur griego se necesitan dos ingredientes esenciales

El proceso consta de seis pasos simples:

Calentar la leche: verterla en una olla y subir la temperatura hasta aproximadamente 85 °C sin que hierva. Este paso contribuye a modificar las proteínas de la leche para favorecer una textura más cremosa.

Entibiar: dejar que la leche descienda hasta unos 43-45 °C, temperatura que permite la sobrevivencia y acción de las bacterias lácticas.

Añadir el yogur base: tomar las dos cucharadas de yogur natural, mezclarlas con un poco de la leche tibia y luego incorporarlas al resto, procurando distribuir los cultivos de forma uniforme.

Fermentación: cubrir el recipiente y mantenerlo en un lugar templado (por ejemplo, dentro de un horno apagado con la luz encendida) durante entre 6 y 8 horas. Cuanto más tiempo repose, más espeso y ácido será el resultado.

Colado: volcar el contenido sobre un colador cubierto con gasa o tela y dejar escurrir en la heladera durante 1 a 2 horas. Con este paso se separa el suero, concentrando las proteínas y espesando el producto final.

Conservación: guardar el yogur griego en un recipiente hermético en la heladera. Según las fuentes, puede mantenerse en buen estado durante hasta 5 días.

Claves técnicas y usos culinarios

Qué ocurre químicamente y recomendaciones

La versión “griega” del yogur se consigue gracias al colado del suero presente en el yogur tradicional. Al eliminar parte del líquido, se concentra la masa proteica, lo que da lugar a una textura más espesa y firme.

Este método evita el agregado de espesantes o estabilizantes que suelen usarse en productos industriales.

Para obtener un buen resultado, conviene cuidar dos detalles:

Temperaturas controladas: si la leche no se calienta lo suficiente, la textura puede quedar poco firme; si excede los 90 °C y hierve, puede dañarse la actividad bacteriana.

Tiempo de fermentación adecuado: dejar fermentar menos tiempo produce un yogur más suave; excederse puede provocar acidez excesiva.

Algunos medios amplían el análisis señalando que, con 1 litro de leche, el rendimiento final ronda los 500 g de yogur griego, equivalente a unas 4 porciones de 125 g.

Además, ofrecen estimaciones nutricionales aproximadas: 90 calorías, 5 g de grasas, 8 g de proteínas y 6 g de carbohidratos por porción — aunque estos valores pueden variar según la leche empleada.

Usos sugeridos y ventajas

Una de las ventajas destacadas de preparar yogur griego en casa es la posibilidad de personalizarlo sin recurrir a aditivos. Puede endulzarse con miel, combinarse con frutas o frutos secos, usarse como base para dips o integrarse en recetas saladas como aderezos o salsas.

También esta opción casera resulta más económica y saludable que muchas versiones industriales, que pueden incluir azúcares añadidos, estabilizantes o aromas.

Día del Tequila: 3 recetas de cócteles que tenés que probar