El arquero argentino  se agrandó a pesar del hostil recibimiento que recibió en la caión subcampeona del mundo y clasificó al Aston Villa a la semifinal de la Conference League. Atajó dos penales, justamente a franceses (Nabil Bentaleb y Benjamin André).

Esta perfomance sirvió para eliminar a Lille en una infartante definición y meter a su equipo entre los cuatro mejores de Europa después de 42 años (desde 1982, cuando se coronó campeón).

Tras contenerle el primer penal a Nabil Bentaleb, el guardameta se dio vuelta y realizó el gesto de silencio de cara a los aficionados locales. Esta determinación obligó al árbitro, Ivan Kruzliak, a mostrarle la tarjeta amarilla. Luego, el marplatense atajó el penal que le dio el triunfo a Aston Villa -a Benjamin André- y lo celebró con su ya clásico bailecito.

Las reacciones no se hicieron esperar. Desde el lado francés, se consumaba una nueva afrenta de su villano favorito. Y para colmo, se viralizó el relato de la televisión francesa, visiblemente consternada por cómo se dio la definición.