El clima en Atlético Tucumán se quebró antes del pitazo inicial frente a San Lorenzo. Lo que comenzó como una semana más de trabajo terminó derivando en una tormenta interna que expuso viejos problemas y fracturas dentro del club. Horas antes de retomar las prácticas en el complejo “José Salmoiraghi”, el plantel publicó un comunicado en redes sociales —replicado por varios futbolistas— para aclarar que el conflicto no era económico sino de trato y condiciones laborales. Fue Guillermo Acosta, capitán y referente histórico, quien convocó a la prensa para dar su versión y poner en primer plano la mirada del vestuario.

Con la voz de quien lleva años defendiendo los colores del “Decano”, Acosta intentó bajar la tensión pero también marcar límites. “Primero quiero pedir disculpas por la forma en que hablé el lunes”, reconoció, y explicó que habló “muy angustiado” porque consideró que algunos comunicadores se habían dejado llevar por declaraciones de un dirigente. Señaló directamente a Ignacio Golobisky, vicepresidente del club, a quien acusó de haber hablado públicamente antes de que se resolviera la situación en una reunión previa con la conducción y el plantel.

El capitán describió cómo la exposición del conflicto impactó en el ánimo del equipo: “Nos afectó lo que dijo. Cuando salimos a la cancha ya nos silbaban, y eso duele. Después, lo deportivo fue culpa nuestra, no jugamos un buen partido y lo asumimos”. Pero enfatizó que la queja principal no es salarial: “Nosotros no reclamamos plata, reclamamos respeto. Es por cómo nos tratan a diario, a nosotros, a los empleados, a los médicos. No queremos premios ni plata, queremos que nos valoren como personas”.

“Esto no es por plata, es por respeto”

Acosta insistió en que el malestar responde a la manera en que se manejan las relaciones dentro del club: trato, promesas incumplidas y la pérdida de confianza en la palabra dada por la dirigencia. “Sabemos que ganamos bien, pero esto va más allá. Es por cómo se nos habla, por las promesas incumplidas, por lo que viven los que trabajan con nosotros. Eso también es Atlético”, afirmó.

Además, el capitán sugirió que ciertos sectores de la conducción parecieran tener prioridades distintas: “A veces da la sensación de que están más pendientes de las elecciones que de los jugadores. Nosotros no estamos pensando en política, estamos pensando en salvar al club y en dejarlo donde merece estar”, sostuvo, en un reclamo que marca la tensión entre gestión institucional y necesidades deportivas y laborales.

Acosta contó que el dirigente Miguel Abondándo se presentó en la práctica para intentar calmar los ánimos y que le comunicó al plantel que en los próximos días el presidente mantendría una reunión. “Nosotros queremos hablar, pero con sinceridad. Lo que se rompió fue la palabra. Y el señor Golobisky no es de palabra”, dijo, aludiendo a la pérdida de confianza como eje del conflicto.

Para cerrar, el capitán dejó un mensaje dirigido a los hinchas: pidió que entiendan que el reclamo “no es por plata” y los invitó a acercarse para ver la realidad cotidiana del plantel, del personal y de las instalaciones. Aseguró que el equipo mantendrá el compromiso con los entrenamientos y con la competencia: “Seguimos entrenando, tenemos compromiso y nos estamos preparando para lo que viene. No podemos dejar de hacerlo, porque todavía tenemos mucho por demostrar”.

La declaración de Acosta expone una problemática que trasciende la anécdota de un partido: la convivencia institucional, la comunicación entre dirigentes y futbolistas y el modo en que se gestionan los vínculos laborales dentro de un club con historia y peso social en la provincia. El futuro inmediato dependerá de la capacidad de las partes para recomponer la confianza y encauzar el diálogo, antes de que la situación derive en consecuencias deportivas y en mayor ruptura con la parcialidad.