El encuentro entre River y Vélez en el estadio Monumental evocó memorias significativas para los aficionados. En esta ocasión, Guillermo Barros Schelotto, quien anteriormente había sido una figura emblemática de Boca, se presentó en el banquillo de Vélez, marcando un giro en su carrera como director técnico. 

Este partido revivió la tensión existente entre los equipos, especialmente debido a la historia reciente que comparten estos clubes. Barros Schelotto, que había sido protagonista en la final de la Copa Libertadores de 2018, enfrentaba una vez más a River , pero esta vez en un contexto diferente, ya que su rol como entrenador de Vélez lo posicionaba en un lugar menos familiar. 

Antes del inicio del encuentro, los hinchas de River no perdieron la oportunidad de recordarle a Barros Schelotto su último enfrentamiento en 2018, donde el resultado no le fue favorable y que, a la postre, le costó su puesto en Boca. Los cánticos "el que no salta, murió en Madrid" resonaron en el estadio, reflejando la intensidad de la rivalidad y la pasión de los seguidores. A pesar de la hostilidad que se vivió en las gradas, el saludo entre Barros Schelotto y su homólogo en River, Marcelo Gallardo, fue cordial. 

Este gesto, aunque breve, simbolizó un respeto mutuo que trasciende la rivalidad deportiva. En definitiva, el encuentro fue más que un simple partido de fútbol. Fue un recordatorio de la rica historia que acompaña a estos clubes y de cómo las narrativas del pasado continúan influyendo en el presente, tanto para jugadores como para entrenadores.