Coco Gauff derrotó a la mejor tenista del mundo y se consagró por primera vez en Roland Garros
La estadounidense de 21 años y número 2 del ranking halló la receta para vulnerar a la poderosa bielorrusa; es el segundo título major de la norteamericana, tras el US Open 2023
Coco Gauff, la segunda mejor raqueta del mundo, se hizo gigante en el Philippe-Chatrier, el estadio central de Roland Garros, la meca del polvo de ladrillo. La estadounidense, creativa, perspicaz y optimista, halló la solución para apagar tanto fuego, derrotó a la poderosa bielorrusa Aryna Sabalenka (número 1 del ranking) por 6-7 (5-7), 6-2 y 6-4, en 2h38m, para coronarse por segunda ocasión en un Grand Slam individual, la primera en París, donde en 2022 había caído en la final frente a la polaca Iga Swiatek.

Sabalenka y Gauff jugaron un primer set cinematográfico, de lo mejor que se haya visto en Grand Slams femeninos. La europea del este comenzó liderando, se adelantó 4-1 y hasta contó con dos sets points en el 5-4, pero la jugadora nacida en Delray Beach equilibró el score con coraje; llegaron al tie-break, Sabalenka remontó un 1-4 y un 3-5 para adueñarse, finalmente, del parcial. Fue un set extraordinario, de una hora y 20 minutos, en los que el público disfrutó de dos gladiadoras. Sabalenka tomó los habituales riesgos en sus impactos, pero una vez que logró acomodarse, la norteamericana hizo que su rival tuviera que impactar una pelota más, algo que por momentos desconcertó a la líder del ranking, siempre alineada al fuego extremo, al golpe por golpe.
Vaya curiosidad, vaya deporte mental... Cuando muchos podrían pensar que Sabalenka aprovecharía el envión anímico y que Gauff se desmoralizaría, el segundo set fue muy distinto a lo esperado. La jugadora nacida en Minsk fue un manojo de nervios y Gauff se apropió del segundo set con comodidad, por 6-2, en menos de la mitad del tiempo que había durado el set inicial. Se convirtió en una titiritera del court, manejando los movimientos con sapiencia. Sabalenka se sentó en su banco acarreando 51 errores no forzados; demasiados. No ocultó su bronca: no dejó de maldecir y de gesticular hacia su equipo.
Al borde de un ataque de nervios, a Sabalenka (27 años) le costó encontrar lucidez para tratar de revertir la situación, pero de todas formas lo intentó. Gauff, de 21 años, mostró muy pocas grietas, no exhibió una gota de nerviosismo y pocas veces pareció temblarle el brazo. La número 1 fue todo lo opuesto: incluso, cambió la raqueta en medio de un game, como si el instrumento fuese el problema. El actor Dustin Hoffman, en la primera fila, acompañó con aplausos el rendimiento de su compatriota. Sabalenka vio una pequeña luz y sacó 3-3, pero Gauff aceleró y le rompió el servicio en cero, para adelantarse 4-3. La norteamericana, campeona del US Open 2023, sacó para campeonato (5-4), desperdició un match point, Sabalenka luchó y tuvo un break point, pero lanzó una derecha afuera, Gauff sumó un segundo punto para campeonato y ya no dudó, cerrando una obra mágica en el Bois de Boulogne.
La última estadounidense en ganar el Abierto francés había sido Serena Williams, en 2015, tras batir a Lucie Safarova. Además, Gauff también es la jugadora de Estados Unidos más joven en ganar el título de Roland Garros desde que lo hizo la menor de las hermanas Williams en 2002 (tenía 20 años).
Habitualmente dominante con el saque, Sabalenka tuvo pobres registros en la final. Cometió seis aces, logró el 59% de los primeros servicios, pero ganó únicamente el 48% de puntos con el primer saque (33 de 69) y el 47% con el segundo. Gauff le rompió el saque nueve veces (le generó ¡21 break points!). Forzada a tener que jugar a las líneas para que la pelota no le volviera, terminó con 70 errores no forzados, un número que no va de la mano con el éxito,
“Casi toda mi vida me han dicho que el polvo de ladrillo no era para mí”, había diko Sabalenka; no se quedó en esa anécdota negativa y en este Roland Garros, por ejemplo, eliminó a la campeona olímpica de París 2024, la china Zheng Qinwen en los cuartos de final, y luego a la última ganadora, Swiatek. Pero en la final se encontró con una jugadora eléctrica y madura, que no se dejó amedrentar ante tantos fuegos artificiales y mostró la receta para congelar tanto ardor.
“Quiero agradecer a mis padres. Han hecho mucho por mí, desde lavarme la ropa hasta mantenerme con los pies en la tierra y darme la confianza de que puedo lograrlo. Probablemente ustedes creen en mí más que yo misma. A mis hermanos en casa: ustedes son la razón por la que hago esto. Me inspiran más de lo que creen. A toda mi familia, gracias”, expresó la nueva reina de París. A Sabalenka se le humedecieron los ojos en la ceremonia de premiación y se disculpó con su equipos por haber jugado “una terrible final”. La leyenda belga Justine Henin, aquella del exquisito revés a una mano, le entregó la Copa Suzanne-Lenglen a Gauff, como para que el sábado terminara en una poesía./LN