Franco Colapinto largará último en el GP de Abu Dhabi
El piloto argentino saldrá desde la última posición en la parrilla de largada e intentará tener una gran actuación, en medio de las incógnitas sobre su futuro
Franco Colapinto largará último este domingo en el Gran Premio de Abu Dhabi, el último -valga la redundancia- de la temporada 2024 de la Fórmula 1 y acaso también su despedida de la máxima categoría del automovilismo mundial, a falta de certezas sobre su futuro.
La carrera se llevará a cabo en el circuito de Yas Marina, ubicado en una isla artificial de ese mismo nombre, arrancará a las 10 (hora argentina) y podrá verse por streaming a través de Disney+ y por televisación en Fox Sports.
El piloto argentino de Williams no pudo pasar de la Q1 este sábado, terminando en el puesto número 19. Pero como tanto él como su compañero de equipo, el tailandés Alex Albon (fue 16º y tampoco pasó la Q1), acarreaban una sanción de cinco lugares por un error de la escudería, largará desde el fondo, aunque cerca de nombres pesados que también tuvieron un mal sábado, como Charles Leclerc (Ferrari, 19º) y Lewis Hamilton (Mercedes, 16º).
Vale recordar que la FIA sancionó a los Williams por realizar un cambio de piezas en las cajas de cambios de los dos monoplazas, profundizando un fin de semana difícil para la escudería británica. Y en el caso de Colapinto, la complicación es todavía mayor dado que luego de una buena primera práctica el viernes (fue 7º) tuvo un despiste en la segunda que le dañó el piso del auto.
¿La última cena?
No pensaba mucho precisamente el bonaerense en lo que iba a suceder el sábado cuando el jueves por la noche, tras el primer día de presencia en el circuito de Yas Marina, se prestó a vivir una experiencia muy especial, que quizás soñó cuando era niño y tenía el objetivo de llegar a la Fórmula 1.
El restaurante japonés Zuma Abu Dhabi, en la galería Al Maryah, cercana al circuito de Fórmula 1 en Yas Island, tiene un perímetro totalmente acristalado de suelo a techo. Podía verse muy bien el interior de estilo nipón minimalista, totalmente iluminado y con un muro trazado en roca volcánica negra. George Russell dudó un momento antes de empujar la puerta de cristal blindado. Buscaba al grupo de colegas que estaban ya sentados a la larga mesa de gruesa madera clara japonesa. También había dudado en si concurrir a la cita que organiza cada año quien será de manera inminente su excompañero en Mercedes, Lewis Hamilton. Por solidaridad con él, aceptó la posible incomodidad.
Cuando se acercó a la zona donde le esperaban para lanzarse en la maratón de sushi, sabiamente elegido por el piloto Yuki Tsunoda, de Racing Bulls, no pudo menos que pensar: “Esto lo han hecho a propósito”. Por casualidad o por apartarse de una broma situacional típica del humor británico, sólo quedaba una silla libre y estaba a la derecha de donde se sentaba un sonriente y distendido Max Verstappen. A la izquierda del campeón estaba Franco Colapinto.
Durante la conferencia de prensa de los pilotos el jueves, Franco había sido testigo de las promesas de enemistad que el holandés le hizo a Russell. Según Max, George lo había “traicionado” en la audiencia ante los comisarios en Qatar, incitándolos a sancionarlo después de que él circulara a demasiado baja velocidad justo cuando Russell comenzaba su vuelta rápida. Así perdió Max la pole de la carrera que después ganó.
Como dice Verstappen, él no está en la Fórmula 1 para hacer amigos sino para ganar. Claro que, según Russell, no debería hacerlo con maniobras ilegales o amenazas verbales como la que dijo que le lanzó el de Red Bull: “Te voy a machacar la cabeza contra el muro”. Ahora ya no es Hamilton el enemigo favorito de Max, sino el desafiante Russell.
Así que la escena del jueves a la noche era como la pintura de la Última Cena y los 16 veloces “apóstoles” presentes (faltaban los dos pilotos de Haas y los dos de Aston Martin) que habían llegado antes hicieron silencio. De fondo llenaron el ambiente los lánguidos acordes de una nagauta shamisen (guitarra japonesa). George se repuso, tomó la silla libre que estaba junto a Max y fue a sentarse al lado de Lewis Hamilton. Lando Norris, el tantas veces derrotado por Max, a la manera de una víctima con “síndrome de Estocolmo” se desplazó y se puso junto a su verdugo en el campeonato.
Franco observaba muy interesado. El asunto no iba con él. Y prestó atención a las palabras que le dijo el neerlandés, quien pronto será padre de un bebé producto de su relación con Kelly Piquet, hija del brasileño tres veces campeón del mundo y en su momento cordial rival de Carlos Reutemann. Franco escucha, mira y aprende. Hasta ahora no ha debido enfrentarse con Verstappen y, si llega ese momento, será un momento límite para él. Es bueno que lo vaya conociendo.