En un cierre completamente insólito, Racing pasó del festejo al desconcierto y la derrota en cuestión de minutos. En el Cilindro de Avellaneda, el equipo de Gustavo Costas parecía quedarse con la victoria gracias a un gol agónico de Adrián “Maravilla” Martínez a los 49 minutos del segundo tiempo, pero la intervención del VAR cambió todo.

La jugada comenzó con un córner a favor de Barracas Central que fue despejado, y luego Racing generó una contra que terminó con un centro de Santiago Sosa y un certero cabezazo de Martínez para el 1-0. El estadio estallaba, pero rápidamente el árbitro Nicolás Lamolina recibió el llamado del VAR, a cargo de José Carreras.

Tras revisar la jugada en el monitor, Lamolina detectó una falta previa de Martínez sobre Facundo Bruera dentro del área de Racing, antes del inicio de la contra. Entonces tomó una decisión polémica y sorpresiva: anuló el gol y sancionó penal para Barracas Central.

La reacción en el campo fue inmediata. Jugadores y cuerpo técnico de Racing se abalanzaron sobre el árbitro con reclamos furiosos. Costas, fuera de sí, fue expulsado pero se negó a retirarse y protagonizó una escena tensa en la que debió ser contenido por sus asistentes e hijos.

Tras varios minutos de demora, Rodrigo Insua —hijo del entrenador Rubén Darío Insua— se hizo cargo del penal. Ejecutó con potencia, cruzado y arriba, dejando sin chances al arquero y desatando el festejo de todo Barracas, que se llevó una victoria impensada por 1-0 en el debut del Torneo de la Liga Profesional.

El desenlace generó una ola de críticas en redes sociales y medios deportivos, donde se cuestiona no solo el uso del VAR, sino también la aplicación del reglamento en jugadas tan lejanas a un gol convertido. En Racing quedó una sensación de bronca e impotencia que marcará el inicio del torneo.