El polipropileno es un material resistente al calor y no deja pasar la humedad, grasa o productos químicos. Esta propiedad lo hace idóneo para la fabricación de envases de mantequilla y yogures, así como para pajitas y tapas de botellas.

Pero, ¿Qué pasa con este material una vez que ya cumplió su función?

Diferentes tipos de plástico pueden ser valorizados mediante reciclaje para obtener materias primas diversas como hilos de poliéster (para la fabricación de textiles), nuevas botellas plásticas, material para fabricar tacones de zapatos o tablas para la construcción de estructuras, entre otros materiales.

En Fenikks se dedican a reciclar esas tapas para construir canilleras de fútbol y entregarlas a los clubes de barrio. Se trata de una empresa rosarina que esta vez, decidió colaborar con un semillero en el Este tucumano. Los niños de Ranchillos ahora cuentan con este valioso recurso.