En Córdoba, River peleó cuando había que pelear, raspó como raspó un muy intenso Instituto, y jugó cuando también había que jugar. Volvió a ser contundente, volvió a ser protagonista, pero fue sobre todo muy inteligente para manejar los tiempos de un partido que se le fue abriendo de a poco hasta terminar en una goleada que es una inyección de confianza para estos jugadores. Santiago Lencina, sobre todo: el chaqueño de Corzuela no olvidará nunca la noche del Kempes en la que se destapó con sus primeros dos goles, demostrando con su zurda que puede ser una pieza clave en el engranaje del equipo en este semestre que recién comienza. Su actuación no solo fue un deleite para la afición riverplatense, sino también un claro indicativo de que el conjunto está encontrando su forma, con Lencina como una de las figuras emergentes que promete encender la llama de la ilusión en el hincha.

Le sobró contundencia al CARP para ir desactivando gradualmente el planteo de la Gloria, que propuso un trámite áspero. Ahí fue clave otra vez un Colidio que sigue en estado de gracia con el gol, el propio Lencina, y sobre todo un Salas que es evidentemente la pieza que le faltaba al equipo de MG: la presión alta inalterable de principio a fin para forzar la salida larga a dividir la pelota del rival fue otra vez clave, pero sobre todo la inteligencia y la jerarquía que volvió a mostrar el 7 para moverse, para aguantar la pelota y descargar, y para los controles. Uno de ellos, top, terminó con el 2-0 del chico Lencina, a quien después asistió de gran manera en el segundo tiempo para el 3-0, consolidando así su rol de protagonista en la noche cordobesa.

Colidio anotó el primero para River. (Foto Ariel Alejandro Carreras - CLARIN)

A partir de allí el partido se rompió, más aún desde la expulsión de Francis Mac Allister que desbloqueó una goleada que se consumó con un buen zurdazo de Galoppo. Antes, fueron decisivos los chicos, con buenos aportes también de Juan Cruz Meza, y especialmente guerreros como Lucas Martínez Quarta y Marcos Acuña, que completaron dos partidazos para bancar la parada cordobesa cuando el trámite estaba dividido y picado también.

La expulsión de Francis Mac Allister que desbloqueó una goleada que se consumó con un buen zurdazo de Galoppo (Foto Ariel Alejandro Carreras - CLARIN)

Así, el CARP dio otro paso adelante, empieza a sumar confianza además de puntos esenciales para seguir escalando posiciones en la tabla anual: todavía falta mucho y el semestre le pondrá muy rápido el desafío de una Libertadores que puede cruzarlo temprano con un cuco como Palmeiras, pero para River es un buen comienzo. Aun a la espera de Portillo y Galarza, con Juanfer en gateras, el aire ya empezó a cambiar. La irrupción de Santiago Lencina en este contexto no solo es un soplo de aire fresco, sino una muestra de que la cantera riverplatense sigue produciendo talentos que saben brillar cuando más se los necesita.