Talleres no pudo contra Santa Paula y se despide del ascenso
Talleres perdió 95-92 frente a Santa Paula de Gálvez y se quedó a las puertas del ascenso a la Liga Argentina.
El épico triple de Juan Rivero, proveniente de Santa Paula de Gálvez, resonó como un trueno en La Leonera, justo a segundos del final. La emoción de los hinchas santafesinos era palpable: sonrisas, abrazos y lágrimas se entremezclaban entre los cien fanáticos presentes. Aunque el reloj marcaba solo 24 segundos, la historia parecía ya escrita. En contraste, los rostros de los seguidores de Talleres de Tafí Viejo reflejaban una mezcla de bronca, tristeza y desazón, pero, sobre todo, un inquebrantable orgullo. Esa dualidad emocional que caracteriza al deporte se hizo evidente, y un inesperado triple dejó a la afición taficeña en estado de shock.
El impacto de esa jugada fue como un baldazo de agua fría para los jugadores del “León”, pero se mantuvieron firmes. Sabían que aún quedaba tiempo para intentar una última jugada que les permitiera forzar el tiempo suplementario. Tras las breves indicaciones del entrenador Lucas Vega, los históricos del equipo salieron a la cancha dispuestos a luchar. Jerónimo Solórzano se asoció con Pablo Walter en la pintura, y el pivot anotó un doble que, a pesar de sumar al marcador, se sintió como una conquista ineficaz. Su expresión lo decía todo, mientras en el banco santafesino se desataban las sonrisas y algunos suplentes comenzaron a celebrar, ya que la fiesta estaba casi asegurada.
Los siguientes 16 segundos eran cruciales. Talleres debía recuperar la pelota o arriesgarse a cometer dos faltas para enviar a un rival a la línea de tiro. Santa Paula, por su parte, debía jugar con inteligencia, consumiendo el tiempo con precisión. En el primer intento, Talleres logró cortar la salida con una infracción, pero en el segundo, el plan se ejecutó casi a la perfección: la pelota circuló por la media cancha hasta que Pablo Osores cometió falta sobre Walter Sebastián Puebla.
Puebla se enfrentó al desafío, lanzó el primer tiro libre y lo acertó. La tensión creció en La Leonera, donde los fanáticos veían cómo se desvanecía, una vez más, el sueño del ascenso a la Liga Argentina. La ilusión se sentía quebrada, como si la escalera hacia el éxito se hubiera roto en el momento más crítico. Con mirada firme, Puebla anotó el 95-92, un marcador maldito para los taficeños. A falta de solo ocho segundos, Talleres necesitaba un milagro para seguir soñando con el ascenso, un milagro que, desafortunadamente, nunca llegó, a pesar de las esperanzas y de los fervientes rezos de los hinchas.
El pitazo final resonó y la algarabía de los hinchas azules estalló en La Leonera: abrazos, botellas de agua lanzadas al aire y nieve artificial llenaron el ambiente. Los jugadores de Santa Paula agradecieron a su afición, entonando cánticos de celebración junto a la tribuna. Sin embargo, la imagen más poderosa fue la de Talleres reunido, con el entrenador Vega brindando palabras de aliento a sus jugadores. Juan Cruz Kusnier lloraba desconsolado, y el resto de los hinchas se quedaba en silencio. La fiesta de Tafí Viejo no pudo concretarse esta vez. Tras unos minutos, los jugadores se acercaron a la tribuna principal para agradecer el apoyo de su gente, quienes respondieron con aplausos. Porque, más allá de la derrota y de que el equipo continuará su camino en la Liga Federal, Talleres se ha convertido en la gran ilusión del básquet argentino en Tafí Viejo, poniendo a la ciudad en el mapa del deporte. Es cierto que todas las derrotas duelen, pero no todas logran ganarse el corazón de los fanáticos. Y este “León” lo hizo, aunque haya quedado sin garras ni colmillos.