Suba abrupta en los precios de la carne en Tucumán: un aumento del 20% sin explicaciones claras

Este jueves, los carniceros de Tucumán recibieron una noticia que alteró la rutina comercial: los frigoríficos y matarifes proveedores aplicaron un ajuste en los valores de la carne vacuna que ronda el 20% y, en algunos casos, informaron que determinados cortes «no tienen precio». El impacto inmediato se traduce en que el kilo de nalga puede rozar o superar los $16.000 y que una choquizuela podría ubicarse por encima de los $13.000.

La decisión tomó por sorpresa al sector minorista. Hasta ahora no se han difundido explicaciones detalladas o documentadas desde los eslabones de la cadena que justifiquen la magnitud y la suddenidad del incremento. En ausencia de una comunicación oficial clara, en los mostradores y en las mesas de los pequeños comerciantes comenzaron a circular diversas hipótesis sobre los orígenes del desfasaje.

Entre las razones que se barajan figura el sostenido volumen de exportaciones de carne vacuna hacia mercados internacionales, que podría estar tensionando la oferta disponible para el consumo interno. Otra posibilidad mencionada es una reducción en el nivel de faena —por problemas sanitarios, logísticos o de capacidad operativa— que limitaría la oferta de cortes frescos. También aparecen como factores las variaciones del tipo de cambio, que afectan costos y decisiones comerciales, y la especulación en un contexto preelectoral, donde movimientos bruscos de precios suelen atribuirse a decisiones estratégicas de distintos actores económicos.

La combinación de estas variables —exportaciones, faena, dólar y clima político— resulta verosímil pero no concluyente: cada una aporta un elemento explicativo posible, pero ninguna, hasta el momento, fue corroborada con datos públicos que permitan trazar una relación directa y cuantificable con la suba observada. Para los carniceros, el problema es inmediato: deben decidir si trasladan el ajuste al consumidor final, absorben parte del aumento para mantener ventas o buscan alternativas de provisión, mientras los compradores ven erosionado su poder adquisitivo frente a un alimento básico en la dieta argentina.