En julio de 2025, la dinámica de los precios mayoristas en la Argentina presentó un avance generalizado, con el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) registrando un aumento del 2,8% respecto del mes anterior. Este incremento obedeció a subas tanto en los productos de origen nacional como en los importados: los productos nacionales se encarecieron 2,6%, mientras que los productos importados lo hicieron 5,7%.

Dentro de la categoría de productos nacionales, la incidencia en el índice fue heterogénea. Las divisiones que más aportaron al alza del IPIM fueron productos agropecuarios (con una incidencia de 0,46%), reflejo de presiones sobre los insumos y las condiciones de producción; sustancias y productos químicos (0,42%), que concentra insumos relevantes para múltiples cadenas industriales; y productos refinados del petróleo (0,42%), rama sensible a variaciones en los precios internacionales y en los costos logísticos y de refinación. También tuvieron participación significativa vehículos automotores, carrocerías y repuestos (0,26%) y alimentos y bebidas (0,14%), sectores que traducen tanto la dinámica de la demanda como la evolución de costos internos y externos.

En paralelo, el Índice de Precios Internos Básicos al por Mayor (IPIB) mostró una suba de 3,0% en julio. Este número se explicó igualmente por aumentos en ambos componentes: los productos nacionales aumentaron 2,8% y los productos importados 5,8%, lo que sugiere que los costos internacionales y la cotización de bienes importados siguieron ejerciendo presión sobre la estructura de precios mayoristas.

Por último, el Índice de Precios Básicos del Productor (IPP) registró también un incremento del 3,0% en el mismo período. Dicho avance se desagrega en una suba del 2,9% en los productos primarios y un incremento del 3,0% en los productos manufacturados y energía eléctrica. Esta evolución indica que tanto las actividades ligadas a la producción primaria como el entramado industrial y el suministro energético trasladaron aumentos a los niveles mayoristas, lo que puede anticipar efectos en las etapas siguientes de la cadena de valor.

En conjunto, los datos de julio de 2025 evidencian una inflación mayorista con raíces tanto internas como externas: mientras ciertos sectores productivos domésticos impulsaron los aumentos, los bienes importados y los insumos con cotización internacional tuvieron un papel destacado. La persistencia de estas tendencias y su traslación a precios minoristas dependerá de factores como la política cambiaria, las decisiones de precios y márgenes de los agentes económicos y la evolución de la demanda interna en los próximos meses.