El consumo de cerveza artesanal en Argentina se encuentra actualmente en un proceso de reacomodamiento, tras un período de notable crecimiento que se extendió por varios años. Este auge fue impulsado por la innovación en la producción cervecera, la consolidación de una cultura "lupulera" y la proliferación de bares especializados que ofrecían un amplio abanico de opciones a los consumidores. 

Sin embargo, diversos factores, como los problemas económicos, el cambio en los hábitos de consumo y la presión impositiva, han delineado un escenario más austero en el que las cervezas clásicas y de bajo costo están retomando protagonismo. Dentro de este contexto, el estilo de cerveza que ha logrado mantenerse en la preferencia del público es el IPA, abreviatura de Indian Pale Ale. Este estilo tiene sus raíces en Inglaterra, específicamente en el siglo XVIII, y se dice que su denominación proviene de su popularidad entre los soldados y colonos británicos en la India, quienes valoraban su peculiar sabor y su capacidad para resistir largas travesías marítimas sin perder sus cualidades. 

Cervezas artesanales: el consumo cayó hasta un 30%

Las cervezas IPA son reconocidas por su alto contenido de lúpulo, lo que les confiere un amargor característico y un aroma floral intenso. Martín Boan, primer sommelier de cerveza del país y director del Centro de Cata de Cerveza, comenta que "las cervezas más lupuladas tienen más sabor, más aroma y son más complejas". Además, destaca que el gusto por el amargor en Argentina tiene raíces culturales profundas, afirmando que "en Argentina nos gusta el amargor". Sin embargo, la elección del tipo de cerveza también está influenciada por factores más allá del paladar. La retracción en el consumo ha modificado las preferencias de los consumidores. 

Boan señala que "notamos una baja general"; muchas personas ahora son más cautelosas con su consumo de alcohol, especialmente quienes conducen. Además, se observa que la juventud está optando por consumir menos alcohol y que aquellos que eligen beber lo hacen de manera más selectiva. Eduardo Page, representante de la cervecería Hormiga Negra, aporta una perspectiva más contundente al afirmar que "la caída ronda el 30% si cotejamos los últimos 18 meses". 

Cervezas artesanales: el consumo cayó hasta un 30%

Según Page, la disminución del caudal de clientes en los bares ha ido acompañada de un creciente interés por otras bebidas, como el gin tonic, tragos o fernet. Este nuevo escenario ha impactado en la producción cervecera, afectando especialmente a aquellas cervezas que son más costosas, complejas o de nicho. Boan explica que "los cerveceros que elaboraban esas variedades están produciendo en menor cantidad y con menos cuerpo para evitar encarecer el producto". Page coincide en esta observación, añadiendo que "la gente aún no conoce los estilos más complejos", y destaca que este es el primer año en que la cerveza Blonde comienza a liderar las ventas. 

En conclusión, el consumo de cerveza artesanal en Argentina se enfrenta a un panorama de transformación, donde los hábitos de consumo y las condiciones económicas están redefiniendo las preferencias de los consumidores, llevando a un regreso hacia opciones más accesibles en un mercado que se adapta a las nuevas realidades.

Cervezas artesanales: el consumo cayó hasta un 30%