Chile detiene la importación de carne argentina: ¿Qué significa para el mercado?
La reciente decisión del país vecino se produjo como consecuencia de la eliminación de una restricción sanitaria que había estado vigente durante 22 años, implementada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
El reciente anuncio del gobierno chileno sobre la suspensión de la importación de animales y productos de origen animal provenientes de Argentina ha generado un importante debate en el ámbito sanitario y comercial entre ambos países. La medida, que se hizo oficial a fines de julio de 2025, responde a la decisión del gobierno argentino de habilitar el ingreso de material reproductivo, carnes y productos cárnicos de animales susceptibles a la fiebre aftosa a zonas donde la infección está controlada mediante vacunación, pero no erradicada.
En junio de 2024, el Ministerio de Transformación y Desregulación del Estado argentino, liderado por Federico Sturzenegger, impulsó la Resolución 460/2025, que permitió la entrada de estos productos a regiones que, aunque poseen un control de la enfermedad, no han logrado erradicarla completamente. Por su parte, el gobierno chileno, bajo la dirección de Gabriel Boric, dejó de reconocer ciertas áreas argentinas como libres de fiebre aftosa, lo que condujo a la publicación de la resolución exenta N°5952/2025 y, en consecuencia, a la suspensión de importaciones. La situación sanitaria en Argentina presenta un panorama mixto. El país es considerado libre de fiebre aftosa y cuenta con cuatro zonas que presentan diferentes estatus: tres de ellas son libres de fiebre aftosa sin vacunación (Patagonia, Patagonia Norte A y Valles de Calingasta), y una con vacunación (Centro Norte y Cordón Fronterizo).
Esta categorización ha permitido a Argentina posicionarse favorablemente en el mercado internacional, especialmente en el rubro de la carne. Sin embargo, la reciente flexibilización de las barreras sanitarias ha generado malestar en varias provincias argentinas, particularmente en la Patagonia, que goza de un reconocimiento internacional como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. Esta situación ha llevado a que gobernadores y representantes del sector productivo expresen su preocupación sobre los riesgos que podría acarrear la circulación de carne proveniente de zonas donde la fiebre aftosa está controlada pero no erradicada.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, fue uno de los más críticos, calificando la medida como inconsulta y advirtiendo sobre el potencial impacto negativo en el estatus sanitario de la región. A pesar de las afirmaciones del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de que los riesgos de contagio son mínimos, los productores patagónicos sostienen que cualquier posibilidad de contaminación podría tener repercusiones graves, tanto para la salud animal como para la economía regional. En este contexto, el Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz también se pronunció en contra de la flexibilización, destacando que no se brindan garantías suficientes para mantener el estatus sanitario de la Patagonia.
La interacción entre la normativa sanitaria de Argentina y las decisiones de importación de Chile pone de manifiesto la complejidad de las relaciones comerciales y la importancia de mantener altos estándares sanitarios en el intercambio de productos agropecuarios. La situación actual refleja no solo los desafíos sanitarios, sino también la necesidad de un diálogo continuo entre ambos países para asegurar una gestión efectiva de la salud animal y la economía agrícola.