A seis semanas de las elecciones legislativas de octubre, el mercado cambiario transita un momento de definición donde confluyen decisiones regulatorias, intervenciones del banco central y la propia dinámica de la demanda de dólares. En las últimas jornadas, circulares emitidas por la Comisión Nacional de Valores dirigidas a desalentar un arbitraje detectado en operaciones de las sociedades de bolsa (Alycs) se combinaron con intervenciones puntuales del Banco Central en subastas simultáneas de BYMA destinadas a moderar las tasas; aun así, el tipo de cambio sigue marcando su propia trayectoria y concentra la atención de la city porteña.

En las operaciones matinales del lunes 15 de septiembre, el BCRA salió a “marcar la cancha” con órdenes de compra registradas en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) y se observó un techo operativo en torno a $1.470, cifra a la que habría destinado aproximadamente 100.000 millones de pesos, según fuentes del mercado. Ese umbral funciona como una referencia de contención: si la demanda de dólares se mantiene intensa, el banco central se vería compelido a intervenir con mayor frecuencia para evitar que el tipo de cambio mayorista rompa la banda superior establecida.

Pese a esas compras oficiales, el dólar mayorista durante la jornada avanzó $7 y quedó en $1.460. En el segmento minorista, el billete en Banco Nación alcanzó los $1.475, ubicándose por encima del techo del esquema de bandas. Los instrumentos financieros muestran una dispersión: el dólar bolsa (MEP) cedió levemente a $1.467,10, mientras que el contado con liquidación (CCL) cotizó en $1.475,82, también por encima de la banda superior. En el mercado informal, el blue se situó en $1.455.

Operadores consultados señalaron la existencia de oferta privada de divisas algunos pesos por debajo de esos niveles, aunque matizaron que el volumen negociado durante las primeras horas fue reducido: apenas 24.000.000 de dólares operados, un indicador de liquidez limitada o de escaso interés transaccional en ese tramo. Esa baja actividad opera como factor amplificador de la volatilidad ante órdenes de compra o venta relativamente pequeñas. La presión sobre el tipo de cambio se intensificó luego de la derrota del oficialismo en los comicios de la provincia de Buenos Aires.

Los mercados de futuros ya incorporan ese impacto: los contratos de octubre proyectan un tipo de cambio por encima de la banda, en torno de $1.527, mientras que noviembre anticipa un precio de $1.578,50. Esos valores evidencian expectativas de devaluación en el horizonte cercano, que constituyen un desafío para la autoridad monetaria si busca mantener la estabilidad cambiaria sin agotar reservas. En resumen, el tablero cambiario combina señales de apoyo oficial para contener subas, cotizaciones del mercado que en varios segmentos operan por encima de la banda y expectativas en los futuros que descuentan un ajuste adicional hacia fin de año.

El desenlace en las próximas semanas dependerá de la intensidad de la demanda privada, la voluntad y capacidad del BCRA para intervenir y la evolución política que definirá el contexto económico y cambiario de corto plazo.