En las últimas horas trascendió que el Grupo Ledesma, referente en la producción de azúcar en el norte argentino, podría desembarcar en la provincia de Tucumán mediante la adquisición del ingenio Santa Bárbara. La noticia, aún no confirmada formalmente por las partes involucradas, abrió una serie de especulaciones sobre el futuro del sector y del empleo local.

No tenemos nada oficial, pero sabemos que hay negociaciones en el sector. Todo aquel que quiera venir a invertir en Tucumán, bienvenido sea”, declaró el ministro de Economía Daniel Abad, subrayando la capacidad de producción y el potencial exportador de la provincia. La cautela del funcionario refleja el carácter preliminar de las versiones, aunque también revela la expectativa pública sobre nuevas inversiones en una actividad central para la economía regional.

El Grupo Ledesma, fundado en Jujuy, se presenta como un actor integrado: emplea a más de 6.000 personas, concentra extensas superficies destinadas al cultivo de caña de azúcar —unas 40.000 hectáreas en su provincia de origen— y desarrolla operaciones que van desde la producción primaria hasta la industrialización y comercialización de múltiples derivados.

La caña, cultivo anual por excelencia en la región, se aprovecha integralmente en las plantas del grupo. Desde hace más de medio siglo, Ledesma extrae la fibra de la caña para la fabricación de papel; ese insumo se transforma en resmas, cuadernos, repuestos escolares y papel ilustración, entre otros productos. Simultáneamente, las fibras residuales y la médula se destinan a calderas de biomasa que generan energía térmica y eléctrica, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles en los procesos industriales.

Organización y gobierno corporativo

Ledesma opera como sociedad anónima. Su máximo órgano decisorio es la asamblea de accionistas; la conducción estratégica recae en un comité ejecutivo y la gestión operativa en un gerente general. Esa estructura apunta a combinar la toma de decisiones a nivel societario con circuitos ejecutivos que permitan respuestas ágiles en un mercado agrícola e industrial sujeto a variaciones climáticas, de precios y de demanda externa.

Si la compra del ingenio Santa Bárbara se concreta, el movimiento tendría múltiples aristas: posibles reconfiguraciones productivas, impacto en la estructura laboral local, oportunidades de inversión y desafíos vinculados a la sustentabilidad y el manejo de recursos hídricos y energéticos. Para la provincia de Tucumán, la incorporación de un actor de peso como Ledesma podría representar una inyección de capital y know‑how, pero también requeriría mayor claridad sobre los proyectos industriales y sociales que acompañarían la operación.

En las próximas semanas, los actores locales —gobierno provincial, autoridades del sector agroindustrial, representantes sindicales y las propias empresas— serán observados con atención por la comunidad productiva. El desenlace de las negociaciones determinará no solo la titularidad del ingenio, sino la hoja de ruta de una actividad histórica para el norte argentino, en la que se entrelazan tradición agrícola, transformación industrial y demandas contemporáneas de sostenibilidad.