La apertura de la importación de materiales vírgenes y del reciclaje a muy bajo precio, el aumento exponencial en gastos de energía y de combustible, ruptura de contratos con las industrias: se armó una “jarra loca” de factores críticos que está poniendo en jaque a la recuperación de materiales reciclables y amenaza a la economía circular. Es una realidad en todo el país y hasta hay influencia del contexto global.

La Cámara Argentina de Industrias de Reciclados Plásticos (Cairplas) publicó una fuerte advertencia: “Luego de haberse incrementado continuamente los volúmenes de plástico reciclado durante 20 años, hasta llegar a un valor de 320.000 toneladas en 2022, comenzó la caída siendo del 8% en 2023 y del 20% en 2024. Esto se agravó este año. El eslabón de la demanda de material reciclado está roto, está dejando de existir, por lo que la virtuosa cadena de la economía circular no está funcionando. Y si no hay economía circular, dejan de obtenerse los beneficios de triple impacto que brinda: ambientales, económicos y sociales”.

La crisis también afecta al reciclaje: se desplomaron los precios del cartón, plástico y la chatarra

El problema no es la falta de capacidad de la industria recicladora, porque está trabajando con más del 50% de su capacidad ociosa. El problema tampoco es la calidad del material, dado que la industria recicladora formal trabaja con normas de calidad homologadas por el Inti. El principal problema es la falta de uso de plástico reciclado en la fabricación de nuevos productos porque la industria no lo está demandando”, denunció Cairplas.

Pero no se trata de un problema exclusivo de esta cadena de materiales. Las siderúrgicas dejaron de demandar chatarra ferrosa y la importación de celulósicos vírgenes desplomó el valor del cartón, de tal manera que en las calles se pueden ver grandes cantidades de cajas y de papeles que nadie recoge por los $ 6.000 a $ 7.000 que se paga una big bag de 100 kilos.

Diego Villarreal, director del Cluster Cartonero y Reciclador de Córdoba, que agrupa a 30 cooperativas de recuperadores urbanos de la provincia, dice que hay impacto en todas las fracciones: celulosa, polímeros y ferrosos, aunque en cada sector se combinan diferentes motivos.

“El cierre del conglomerado Acindar, con un parate en su producción, y la falta de inversiones que hicieron que se apagaran sus hornos en Villa Constitución y en Campana, hizo que los chatarreros dejen de comprar la chatarra ferrosa a los recuperadores, en especial la que venía de los residuos de construcción y las latitas de acero, que dejaron de tener valor de mercado. No las quiere nadie”, explicó Villarreal.

La crisis también afecta al reciclaje: se desplomaron los precios del cartón, plástico y la chatarra

“Con el cartón pasa otra cosa. Cuando se abrieron las importaciones en diciembre de 2023, las dos principales empresas que manejan el mercado se stockearon con un año de material y con ese reaseguro salieron al mercado a bajar el precio. Vendíamos a $ 450 el kilo enfardado y lo bajaron a $ 110 al intermediario. Para el que junta en la calle son $ 70 o menos. Dejó de ser rentable. Por eso se ve es una caída fuerte en la recepción de material”, detalló el referente.

Hay, a su vez, un innegable impacto de la caída del consumo, en las dos puntas: se demanda menos material y hay en la calle, también menos.

Lo único que se sigue juntando, por ahora, es PET, el único de los plásticos por el que sigue habiendo un mercado más o menos rentable. Para el resto de los polímeros -los plásticos de posconsumo de soplado, como el de las botellas de lavandina, por caso-, la demanda también cayó dramáticamente. “Empezó a llegar materia prima de China y de Brasil a la mitad de precio. Eso se trasladó a la cadena”, confió Villarreal. Por poquito, el material reciclado de buena calidad está más barato que el material virgen.

“La industria del reciclado tiene un final negro si no hay regulación o un incentivo, ya sea energético o impositivo, para contribuir a la disminución de costos”, opina Ariel Brusadin, expresidente de la Cámara de Industrias Plásticas de Córdoba (CIPC) y dueño de NeoSrapp y Dar Plast, dos empresas ubicadas en Totoral que trabajan únicamente con el reciclado de materiales plásticos.

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“La industria está requiriendo menores volúmenes porque existe una sobreoferta de materiales vírgenes. Por la parte impositiva, los costos internos y la mano de obra, tenemos un producto reciclado caro y material virgen barato. Por eso se está usando poco material recuperado”, analizó Brusadín, para quien es clave que se revierta rápidamente esta tendencia porque el daño que se genera en la “conciencia del reciclado” puede ser muy difícil de revertir.

Impacto social y ambiental

Franco Rojas lidera la cooperativa Reciclar, la que maneja la mayor cantidad de materiales en Córdoba. Tenía, hasta hace un año y medio, tres galpones en funcionamiento. Hoy sólo le queda uno, ubicado en Campo de la Ribera, muy cerca del sitio de la Memoria. “Hoy quien junta 200 kilos en el Centro puede recibir 18 mil pesos, 22 mil si consigue un poco más”, detalla. Ellos, hay que decirlo, son los que mejor pagan. Hay “galponeros” que reciben el cartón a 6 mil pesos los 100 kilos. “No rinde, pero algunos no tienen otra más que seguir juntando”, explica.

“El hilo se corta por lo más fino, que es quien junta y enfarda, a quien no le queda otra que eso porque no va a conseguir un trabajo diferente. Pero hay muchas cooperativas que luchan para no cerrar, la pasan muy mal y eso repercute en los socios”, aporta Villarreal.

La crisis también afecta al reciclaje: se desplomaron los precios del cartón, plástico y la chatarra

“El precio de la energía es fatal: el que gastaba un millón de energía eléctrica, hoy paga entre 7 y 8. Impacta en quienes tienen trituradoras con motores, pelletizadoras con trifásicas. Están trabajando el doble de volumen para ganar la mitad y la mayoría sólo hace plástico, los otros materiales van al enterramiento derecho”, explica.

“Lo más preocupante es que se está afectando el ecosistema de la economía circular que se venía trabajando tan bien. Hoy existe un sobrestock de materiales para reciclar porque nadie los compra y ya no conviene salir a buscarlo. Vamos a tener un fuerte impacto social, que es un aspecto muy relevante porque el reciclaje es inclusivo, no sólo de situaciones de pobreza, sino en género, en discapacidades”, advierte Brusadín. / La Voz