El ministro de Economía Luis Caputo restó importancia a las recientes tensiones en el mercado cambiario y aseguró que se trata de episodios ya conocidos durante su gestión. “No es nada que no hayamos vivido durante este Gobierno”, afirmó, al recordar que en febrero y julio de 2024 el dólar también se había movido con fuerza. Según planteó, el fenómeno responde a un “riesgo kuka” que lleva a algunos actores a cubrirse, pero no representa una amenaza macroeconómica estructural y que el movimiento cambiario de estos días “no es algo que nos preocupe”.

El ministro insistió en que el tipo de cambio continúa bajo un esquema de flotación dentro de bandas, y que las intervenciones del Banco Central se limitan a los extremos de ese corredor. “La gente tiene que entender que el tipo de cambio flota. Quiere decir que puede subir y que puede bajar”, sostuvo en el streaming libertario Carajo. Y enfatizó que la cotización de la divisa se rige por las decisiones del mercado: “El que le parezca barato comprará y el que le parezca caro venderá”. En ese marco, reafirmó que “nuestro foco es la inflación” y que el BCRA seguirá actuando para que “no sobre un peso”. Ante eventuales caídas en la demanda de dinero, señaló que “el Banco Central tiene herramientas para absorber los pesos que sean necesarios y equilibrarlos”.

Caputo negó que una suba del tipo de cambio se traslade de forma directa a los precios. En su visión, si un comerciante ajustara en forma preventiva, podría verse afectado por una menor demanda. “Si alguno repricea (sube precios), venderá menos”, advirtió, al tiempo que señaló que ya se habían visto casos similares.

Respecto al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Caputo subrayó que “lo del Fondo es muy importante” y confirmó que el organismo aprobó la primera revisión del programa. “Hay una cosa que no va a pasar desapercibida: cambia el cronograma de acumulación de reservas”, afirmó. En ese sentido, explicó que se avanzará hacia “un cronograma mucho más compatible con la evolución de la macro”, lo que —según consideró— “va a ser bien recibido por el mercado”.

Caputo prefirió resaltar la mejora del tipo de cambio real -que ya se acerca al 20%- sin que se haya producido traspaso a la inflación. Sin embargo, prefirió no mencionar que hasta hace pocos días el Gobierno había salido a defender a capa y espada un techo de $ 1.300 para el dólar oficial. Ese valor fue literalmente pasado por arriba en esta última semana.

A partir de este nuevo salto del tipo de cambio, surgen varias consideraciones. La primera es que la cotización se acerca al techo de la banda cambiaria, que actualmente se ubica en alrededor de $ 1.460, o sea a una distancia de apenas 6%. En el mercado muchos se preguntan si se terminará testeando ese nivel, lo que obligaría al BCRA a vender.

Al mismo tiempo, en la medida que el tipo de cambio no retroceda habrá que ver si se mantiene un traspaso casi nulo a precios. Por lo pronto, habrá más presión para incrementos adicionales en el valor de los combustibles, lo que podría desencadenar ajustes de precios a nivel mayorista a lo largo de agosto.

Y otro de los temas centrales para seguir de cerca es hasta qué punto ayudará o no la fuerte suba de tasas que se definió en la última licitación del Tesoro. Las Lecap colocadas tienen un rendimiento superior al 60% anual o una tasa mensual que se acerca al 5%.

Con este esquema, ahora la expectativa oficial es que con un tipo de cambio que se acerca al techo estipulado con el FMI y tasas muy altas, se detenga la presión sobre el dólar.

Lo que no dio resultado luego de la última suba de tasas, ahora sí podría darlo. La diferencia es que ahora el Gobierno se compromete a que el tipo de cambio permanezca con un techo cercano a $ 1.460. En otras palabras, la suba del dólar está bien acotada según el acuerdo firmado entre Argentina y el FMI.

La certeza de que el dólar ya no tiene mucho recorrido alcista es lo que podría volver mucho más efectiva la política de tasas altas. Si se cumple con la promesa de impedir un incremento del dólar más allá de los niveles estipulados, entonces no tiene mucho sentido financiero en los próximos meses acumular divisas.

Por lo tanto, las elevadas tasas fijadas por el Tesoro para las Lecap deberían ser lo suficientemente atractivas como para suavizar la presión cambiaria. Sin embargo, no será tan fácil lograrlo en el cortísimo plazo: a partir de hoy con el pago de sueldos es posible que muchos opten por dolarizarse, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía de las elecciones legislativas.

Por el momento el atesoramiento se mantiene muy firme. Desde que se levantó el cepo cambiario la dolarización por parte del público ya había acumulado USD 7.000 millones hasta junio y posiblemente sobrepasó los USD 10.000 millones contando lo sucedido en julio.