Las proyecciones indican que las importaciones de trigo de Brasil superarán los 7 millones de toneladas este año, un volumen no registrado desde 2013. Detrás de esa magnitud se conjugan factores estructurales: una reducción significativa de la superficie sembrada, menores precios locales y un incremento del consumo interno, lo que empuja a los molinos brasileños a depender cada vez más del cereal importado.

Según la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), la superficie triguera nacional cayó un 19,9%, con una producción estimada en 7,5 millones de toneladas. Para ponerlo en contexto, en 2024 Brasil importó 6,6 millones de toneladas; las condiciones actuales proyectan que este año podrá superar ese registro histórico.

Ante ese panorama, los analistas señalan a Argentina como el principal beneficiario regional. Una cosecha proyectada por encima de los 20 millones de toneladas y precios competitivos colocan al país como proveedor natural para los molinos brasileños. La consultora Safras & Mercado resumió la dinámica: “Tenemos una gran oferta de trigo argentino, que vuelve a destacarse en el mercado regional”.

Datos del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea/Esalq) muestran que entre enero y agosto las compras externas brasileñas alcanzaron su mayor nivel desde 2007. El trigo argentino creció un 24% en volumen exportado hacia Brasil respecto del año anterior, y los precios accesibles motivaron a los molinos a reforzar sus inventarios.

El aumento del consumo interno en Brasil —un 23% más en las últimas dos décadas— responde al crecimiento poblacional y a la mayor demanda de productos elaborados como panificados, pastas y galletas. No obstante, los costos de producción, las dificultades logísticas y la reducción de la siembra en estados clave como Río Grande do Sul y Paraná —con caídas del 14% y 28%, respectivamente— limitaban la competitividad de la oferta doméstica.

En ese contexto, el trigo argentino registró un fuerte dinamismo exportador. La Bolsa de Comercio de Rosario informó que entre junio y septiembre se embarcaron 2,9 millones de toneladas, un récord para ese período. De ese total, 1,8 millones se destinaron a Brasil, equivalente al 61% de los envíos, aunque también hubo colocaciones hacia mercados no tradicionales, compitiendo con grandes exportadores globales como Rusia, Ucrania y Francia.

La BCR proyecta que la campaña 2024/25 cerrará con un stock final de 4,7 millones de toneladas: una cifra menor a la inicialmente esperada, pero que refleja el sólido desempeño del trigo argentino en los mercados internacionales y su capacidad para cubrir la demanda regional ante la menor oferta brasileña.

El nuevo escenario regional plantea desafíos y oportunidades: para Brasil, la necesidad de fortalecer la producción y la logística interna; para Argentina, la posibilidad de consolidar posiciones comerciales, pero también la responsabilidad de gestionar cuidadosamente los stocks y las cadenas de valor para sostener la competitividad en el mediano plazo.