Así fue el caso tucumano real detrás de “Belén”, la película que representará a la Argentina en los premios Oscar 2026
La trama judicial que atravesó la joven tucumana expuso cómo la falta de pruebas y los prejuicios de género derivaron en una condena arbitraria que la privó de su libertad durante casi tres años.
Tras el estreno y la elección de Belén -película dirigida por Dolores Fonzi- para representar a la Argentina en la carrera de la próxima edición de los premios Oscar y Goya, la historia real que se retrata en el film volvió al centro del debate público.
El caso de la joven que fue presa luego de haber sufrido un aborto espontáneo y que llegó a la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, fue uno de los episodios judiciales más resonantes en torno a los derechos de las mujeres en los últimos años en nuestro país.
El caso Belén
El 21 de marzo de 2014, Belén -el nombre ficticio de la mujer que aún preserva su identidad- ingresó de urgencia al Hospital Avellaneda de San Miguel de Tucumán con dolores abdominales y un sangrado abundante. El diagnóstico inicial de los médicos fue que había sufrido un aborto espontáneo.
Sin embargo, lejos de recibir la contención y el cuidado sanitario que requería su estado, la joven de 25 años fue denunciada penalmente por el personal del centro de salud.
Esta acusación se transformó rápidamente en un proceso judicial que la llevaría a pasar tres años en prisión preventiva y a enfrentar una condena que luego sería anulada por el máximo tribunal de la provincia.

En primera instancia, la Justicia tucumana le impuso una pena de ocho años de prisión por homicidio doblemente agravado por el vínculo y la alevosía. El fallo que dispuso su condena se basó en una serie de pruebas inconsistentes y testimonios contradictorios.
Entre los puntos más controvertidos se encontraban la falta de cadena de custodia del cuerpo del feto presentado como evidencia y las irregularidades en los informes médicos. A pesar de ello, la sentencia sostuvo una hipótesis que nunca fue demostrada de manera contundente: que Belén había ocultado un embarazo y había provocado deliberadamente la interrupción.
Después de pasar dos años en la cárcel, la joven escribió una carta en la que habló sobre la privación de su libertad y dio detalles de cómo esto impactó en su vida:
“Hola a todas las mujeres luchadoras y a toda la gente que me acompaña en este momento.
Quiero expresarles mi agradecimiento por hacer que mi lucha sea de todas ustedes. Gracias por defenderme, por hacer que mi voz y mi verdad se escuche.
Yo estuve callada durante dos años. No me animaba a hablar. Tenía miedo. Me habían dicho que me darían perpetua. Me condenaron solo por dichos, por ser humilde, por ir al hospital, por no tener plata para ir a una clínica y pagar una buena defensa.
Desde el 21 de marzo de 2014 que no vuelvo a mi casa, que no veo a mi familia, me privaron de muchas cosas. Solo quería que me ayudaran y terminé presa, rodeada de policías y dedos acusadores. 2 años y tres meses lejos de mi casa, ¡me arrebataron mi vida!
¿Nadie se preguntó cómo me sentía yo esa noche? Me acusaban y me preguntaban si yo me había hecho un aborto. A mi mamá también la trataron mal. A nadie le importé yo. Es una ignorante, no sabe nada dijeron seguro y me condenaron junto con la policía. Después también me condenó la Justicia aunque yo les dije que no hice nada, que no maté a nadie. Yo ni sabía que estaba embarazada. Lloro por la injusticia que vivo. Pero estoy tranquila, sé que habrá justicia para mi. Ahora estoy más fuerte, más tranquila.
Jamás le hice daño a nadie, jamás robé, jamás maté, no consumo drogas. Soy una mujer que toda su vida trabajó. Siempre hice las cosas que debía hacer.
Estoy eternamente agradecida con todos los que me están ayudando a que mi voz se escuche. Desde este lugar les mando abrazos y mis saludos. Me da mucha alegría que no estoy sola.
Gracias y mil gracias para todas las mujeres. Luchemos entre todas y que se nos escuche para que no haya más mujeres presas por aborto. Ahora su lucha también es mi lucha.
Saludos y mis afectos para ustedes. Belén”.
Una condena arbitraria y un fallo histórico
Al revisar el expediente, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán encontró que la condena resultaba arbitraria y subrayó que la decisión de los jueces había sido dictada en violación a las garantías constitucionales de la imputada.
En esta línea, se estableció que no se respetó su derecho a ser considerada inocente hasta que existieran pruebas contundentes en su contra, y se llegó a una sentencia sin que se verificaran los requisitos básicos de certeza exigidos por la ley penal.

De esta manera, el fallo de la Corte destacó que el proceso estuvo atravesado por prejuicios de género: Belén fue tratada desde el inicio con sospecha y desconfianza, se pusieron en duda sus dichos sin respaldo científico y se construyó un relato judicial en su contra más basado en estigmas que en evidencias. Para los jueces supremos, este abordaje vulneró sus derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la salud y el derecho a ser juzgada sin discriminación.
Además de remarcar la falta de pruebas, la Corte señaló que la sentencia omitió valorar de manera adecuada los informes médicos iniciales que hablaban de un aborto espontáneo. Esa primera constatación clínica fue desplazada en el juicio por conjeturas que no contaban con sustento científico. Por este motivo, la condena quedó sin solidez y dejó al descubierto un carácter arbitrario.
Belén estuvo privada de su libertad durante casi tres años hasta que, finalmente, luego de la lucha de su abogada Soleda Meza y la presión que ejercieron organizaciones feministas, el máximo tribunal provincial anuló la condena y dispuso su liberación el 16 de agosto de 2016. Recién en marzo del año siguiente, se le otorgó la absolución.
En ese momento, la resolución judicial tuvo un fuerte impacto en el debate público porque visibilizó la manera en que las mujeres pueden ser criminalizadas en contextos de emergencias obstétricas.
La experiencia de Belén se convirtió así en un símbolo sobre el debate de los derechos reproductivos y la perspectiva de género en el ámbito judicial de nuestro país. El fallo no solo puso fin a la persecución contra Belén, sino que también marcó un precedente relevante en la jurisprudencia nacional.
La historia de la joven fue documentada por la abogada y activista Ana Correa en su libro, “Somos Belén”, y ahora también en la película dirigida por Dolores Fonzi. Pese a ello, hoy aún permanece en el anonimato para proteger su identidad y la de su familia.