Neuroflex suena a antiinflamatorio para aliviar cualquier contractura muscular, pero en realidad es el avanzado proyecto de dos jóvenes estudiantes de 20 años, de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Su trabajo consiste en una prótesis robótica que permitirá volver a caminar y correr a quienes tengan una amputación. Por su investigación los alumnos ganaron un premio en el concurso de la UTN y la Fundación ILAN (Israel Latin American Network).

"El nombre surge de la combinación de las palabras neuronas y flexionar (las articulaciones), porque lo que diseñamos es el prototipo de una novedosa prótesis robótica que puede ser de mucha utilidad para aquella persona que por un accidente o una enfermedad haya perdido parte de algún miembro inferior", cuenta Juan Cruz Petazzi Cardetti, impulsor del proyecto.

"Se trata de una prótesis de pierna motorizada controlada por un microcontrolador que interpreta señales electromiográficas del usuario para generar movimiento", precisa la descripción del trabajo.

Santino Ripacolli, que también forma parte del equipo de trabajo, agrega que esta prótesis robótica no existe en el mercado argentino, donde hay sólo ortopédicas, que son fijas. "Este dispositivo que creamos permite mover la rodilla y el tobillo", subraya.

"La persona que padezca el problema volverá a caminar y a hacer las actividades físicas como subir y bajar escalares, correr sin inconvenientes", destaca.

Juan Cruz es de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, y Santino, de Corral de Bustos, Córdoba. Ambos residen en Rosario donde cursan el segundo año de Ingeniería de Sistemas en la UTN. Se conocieron en 2024 y hoy están inmersos "en un proyecto que le puede cambiar la vida a mucha gente con discapacidad de movimiento", deslizan con comprensible entusiasmo.

"También nos puede cambiar la vida a nosotros, pero vamos paso a paso", reconocen.

Cuentan que, ahora, están enfocados en poder viajar a Israel, donde se encuentran las startups más importantes de negocios tecnológicos y "allí están los mayores profesionales en el rubro", apunta Santino.

"Es Tel Aviv el destino para conseguir inversores que apuesten a que este proyecto se materialice y también a adquirir conocimiento y capacitación", agrega Juan Cruz, cabeza de un proyecto que empezó a cranear en 2023, cuando cursaba el último año en la escuela técnica de San Nicolás.

Hace un año y medio que vienen trabajando a destajo para este concurso que les permitió que su creación repercutiera. "La satisfacción de llegar a buen puerto, lograr el objetivo, presentarse en una competencia tan difícil, ser premiado y tener la posibilidad de conseguir el capital para la producción es lo máximo", comentan emocionados.

En el mundo este tipo de prótesis pueden costar más de 30.000 dólares y los jóvenes estiman que en la Argentina estos dispositivos de fibra de carbono saldrán menos de 10.000. "Unos ocho mil dólares, depende del tamaño de la persona. El objetivo es que estén disponibles para cualquier persona que la necesite, adquiriéndolas a través de una obra social, ONG o gobierno nacional".

Creen que la primera prótesis "estaría fabricada para finales de 2026, siempre y cuando el MVP (Producto Mínimo Viable) funcione bien y contemos rápidamente con las certificaciones. Podemos decir que se fabricarán primero en Argentina para reforzar la industria nacional, para luego, a futuro, pensar en el exterior". /Clarin