“Centro de operaciones terroristas”: alertan en EE. UU. por la expansión de Hezbollah en Venezuela
Marshall Billingslea, exsubsecretario del Tesoro estadounidense, advirtió sobre la creciente presencia del grupo libanés en América Latina y la emisión de miles de pasaportes venezolanos a individuos vinculados con organizaciones extremistas.
Un grupo de expertos en terrorismo internacional advirtió este martes ante el Senado de Estados Unidos sobre la creciente influencia del grupo armado libanés Hezbollah en América Latina, con especial atención a su expansión en Venezuela desde la llegada al poder de Nicolás Maduro.
Durante una audiencia ante el Caucus del Senado sobre Narcóticos Internacionales y Control, los especialistas expusieron el impacto regional de las redes de financiamiento y actividades criminales del movimiento islamista, señalando vínculos directos con estructuras estatales venezolanas.
Marshall Billingslea, exsubsecretario para la Financiación del Terrorismo del Departamento del Tesoro durante el gobierno de Donald Trump, presentó documentación que revela contratos adjudicados a empresas vinculadas a Hezbollah desde 2001. Según su testimonio, “la extensión y profundidad de la presencia de Hezbollah en Venezuela se ampliaron drásticamente” bajo la administración Maduro.
El exfuncionario precisó que el grupo estableció un centro de entrenamiento paramilitar en la isla Margarita, y que la Agencia Venezolana de Pasaportes emitió “un gran número de pasaportes a miembros de Hezbollah y Hamas”. Añadió que varios de esos individuos lograron ingresar a Estados Unidos y mantuvieron lazos activos con la organización libanesa.
Citando informes de la prensa saudita, Billingslea señaló que unos 400 comandantes de Hezbollah habrían sido enviados desde Líbano a Sudamérica —principalmente a Venezuela— en 2025, como medida preventiva ante un eventual desmantelamiento del grupo en su país de origen. Si bien no existen datos oficiales sobre la entrega de documentos venezolanos a esos jefes, el exfuncionario afirmó que “la conducta previa del régimen sugiere que facilitaría ese proceso”.
Billingslea recordó además el rol de Tareck El Aissami, exministro y exresponsable de la Agencia Nacional de Pasaportes, a quien señaló como pieza clave en la entrega de documentos de identidad a miembros de Hezbollah y Hamas. Según datos aportados por sectores de la oposición venezolana, hasta 2019 se habrían emitido más de 10.400 pasaportes venezolanos a ciudadanos de Siria, Líbano e Irán, algunos de los cuales lograron ingresar a Estados Unidos.
La audiencia también repasó la evolución histórica de Hezbollah en la región. Billingslea recordó los atentados en Argentina contra la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994), que dejaron 114 muertos, como el punto de partida de la red del grupo en América Latina. Desde entonces, Hezbollah habría aprovechado la corrupción, la débil gobernanza y las comunidades de origen libanés para consolidar su estructura.
“La triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina, así como Colombia y, en años recientes, Venezuela, han sido puntos clave para la expansión de Hezbollah”, sostuvo el exfuncionario.
En Colombia, el grupo habría utilizado vías legales y fraudulentas para obtener documentos de identidad, favoreciendo su movilidad. En Paraguay, especialmente en Ciudad del Este, instaló redes de lavado de dinero mediante comercios manejados por clanes como los Barakat. Desde 2018, se estima que hasta un tercio del financiamiento de Hezbollah proviene de Sudamérica, alrededor de 200 millones de dólares anuales.
Billingslea advirtió que, ante la crisis económica de Irán y el deterioro de la infraestructura del grupo en Líbano, América Latina se ha convertido en un centro clave de financiamiento.
Otro de los expositores, Matthew Levitt —exsubsecretario de Inteligencia y Análisis del Tesoro—, fue consultado sobre la política del gobierno colombiano de Gustavo Petro. Aseguró que “antes de esta administración había mucho más esfuerzo conjunto para atajar el problema en cooperación con Estados Unidos”.
Finalmente, Billingslea alertó que “el régimen venezolano se ha transformado en un jugador central, no solo en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, sino también como refugio seguro para la organización terrorista extranjera más peligrosa del mundo”.