¿Quién es la religiosa que desafió el protocolo para orar junto al papa Francisco?
La mujer, sobrina de Léonie Duquet (una de las monjas desaparecidas durante la última dictadura argentina), no estaba contemplada en el protocolo oficial que reservaba ese momento para cardenales y obispos. Aun así, nada la detuvo.
La ceremonia de despedida del papa Francisco, un evento cargado de significado y emociones, se desarrolló en un ambiente de solemnidad y respeto. Entre los asistentes, hubo un momento que capturó la atención de todos, un instante que trascendió el protocolo establecido. Sor Geneviève Jeanningros, una religiosa de 81 años, se acercó al féretro del pontífice con una presencia que, aunque no estaba prevista en la lista de dignatarios, se volvió central en la narrativa de ese día.
Con su mochila verde a la espalda, símbolo de su vida dedicada al servicio y la comunidad, Sor Geneviève se detuvo frente al ataúd. Durante varios minutos, permaneció en silencio, sumida en una profunda reflexión. Era un momento que no requería palabras, un homenaje personal que evocaba la memoria de su tía, Léonie Duquet, una de las monjas que fueron víctimas de la represión durante la última dictadura argentina.
La historia de Léonie, marcada por la tragedia y la lucha por los derechos humanos, se entrelazaba con la figura del papa Francisco, quien había sido un símbolo de esperanza y reconciliación para muchos. La religiosa no buscaba reconocimiento; su gesto de respeto y cariño estaba destinado a ser un acto de conmemoración personal. Observada por miles, su inclinación ante el féretro era un lenguaje universal, donde las lágrimas que brotaban de sus ojos hablaban de amor, pérdida y la búsqueda de justicia.
La atmósfera se tornó densa, y el murmullo de la multitud se desvaneció para dar paso a un silencio reverente. Nadie interrumpió ese instante; todos entendieron que lo que estaba sucediendo era más que un simple acto protocolar.
El homenaje de Sor Geneviève se convirtió en un símbolo de ternura y compromiso, recordando a todos los presentes que la memoria de aquellos que han partido vive en los corazones de quienes aún luchan por sus ideales. Su acto sencillo, pero profundamente significativo, resonó en el ambiente, dejando una huella imborrable en la ceremonia y en los corazones de quienes fueron testigos de semejante expresión de amor y respeto.
En un día en que la figura del papa Francisco fue celebrada, también se recordó la importancia de la memoria y el compromiso con la verdad y la justicia.