El Supremo Tribunal Federal de Brasil ha vivido en los últimos días una sesión decisiva que puede marcar un antes y un después en la vida política del país. Tras la votación del miércoles, en la que el juez Luiz Fux disintió de sus pares, la magistrada Carmen Lúcia pronunció su voto en la tarde del jueves y formó mayoría para condenar al expresidente Jair Bolsonaro y a varios de sus aliados por el intento de revertir la victoria electoral de 2022. 

Queda aún por conocer la posición del juez Cristiano Zanin, cuyo sufragio será determinante para establecer si la decisión podrá ser recurrida ante el pleno del tribunal o si quedará firme en primera instancia. 

Carmen Lúcia inició su intervención atendiendo las cuestiones preliminares planteadas por las defensas. Rechazó las excepciones relativas a la supuesta falta de jurisdicción del STF, la nulidad del proceso y la vulneración del derecho de defensa. Asimismo, avaló la validez del acuerdo de culpabilidad suscripto por Mauro Cid. Con esos pronunciamientos, la magistrada consolidó la mayoría para desechar las pretensiones iniciales de las defensas y avanzó al análisis del fondo del asunto. En su exposición sobre los hechos y las pruebas, Carmen Lúcia sostuvo que la fiscalía aportó elementos concluyentes sobre la existencia de un plan sostenido y progresivo para atacar las instituciones democráticas. 

Según la jueza, ese plan, liderado por Jair Messias Bolsonaro e integrado por actores relevantes del gobierno, las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia, tuvo por objeto afectar la alternancia legítima en el poder tras las elecciones de 2022 y socavar el ejercicio libre de los demás poderes constitucionales. En esas condiciones, la magistrada consideró configurados los delitos que se investigan en la causa. Bolsonaro, de 70 años, afronta acusaciones graves: intento de organizar un golpe de Estado, participación en organización criminal armada, tentativa de abolición violenta del Estado democrático de derecho, implicación en actos de violencia y una conducta que habría puesto en riesgo bienes y activos del Estado. 

Los fiscales sostienen que, tras su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente desplegó acciones destinadas a mantenerse en el poder de manera indebida. La postura del juez Luiz Fux, contrapuesta a la de Carmen Lúcia y a la de los magistrados que precedieron su voto, merece mención. Fux consideró que no existía evidencia suficiente para sostener la responsabilidad penal de Bolsonaro en los cargos que se le imputan. Su intervención ante el pleno se prolongó por más de trece horas; fue enérgica y detallada, y aunque provocó miradas de desaprobación en otros miembros del tribunal, no generó objeciones formales a la duración ni al contenido de su alegato. No obstante, Fux votó en sentido condenatorio contra dos aliados del expresidente —Mauro Cid y Walter Braga Netto— respecto del cargo referido a la abolición violenta del Estado de derecho. Si la mayoría del tribunal confirma la culpabilidad de Bolsonaro, la etapa siguiente será la imposición de una pena, cuyo debate completo está previsto para el viernes. 

La eventual condena tendrá efectos no sólo penales sino también políticos: podría intensificarse la presión sobre el expresidente para que designe un heredero político que compita con Lula en las elecciones generales del año próximo. Además, una sentencia adversa podría llevar a los sectores afines a Bolsonaro a intentar, por la vía legislativa, fórmulas de amnistía o medidas que mitiguen sus consecuencias. Cabe recordar que, en 2023, el Tribunal Superior Electoral de Brasil ya había inhabilitado a Bolsonaro para ejercer cargos públicos hasta 2030 por abuso de poder, decisión que lo dejó fuera de la competencia electoral por varios años. 

El fallo del Supremo Tribunal Federal, en cambio, aborda la dimensión penal de los hechos vinculados al 8 de enero y a la reacción tras los comicios de 2022, y su resultado definirá con mayor precisión el alcance judicial y político de lo ocurrido. El país permanece atento al voto de Cristiano Zanin. Si se suma a la disidencia de Fux, Bolsonaro tendría la posibilidad de apelar ante el pleno del STF; si, por el contrario, su adhesión a la mayoría concreta un resultado de 4 a 1, la decisión de los jueces se consolidaría y limitaría las vías de recurso. 

En cualquier caso, la decisión del tribunal y sus consecuencias abrirán un nuevo capítulo en la confrontación entre distintos proyectos políticos y en la discusión sobre los mecanismos de conciliación y responsabilidad democrática en Brasil.