El crecimiento de las estaciones de servicio automáticas en España constituye un fenómeno destacable dentro del panorama del suministro de carburantes. Según el Informe Sectorial de la Asociación Española de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), su cuota de mercado ha aumentado desde el 8,5% en 2019 hasta el 29% en 2025, mientras que el número de estaciones registradas se ha elevado de 882 a 3.477 en el mismo periodo. Estos datos, acumulados hasta mayo de 2025, ponen de relieve una expansión sostenida que ha transformado a este modelo de negocio de una alternativa emergente a un componente estructural del sector.

Varias causas explican esta evolución. En primer lugar, los cambios en los hábitos de consumo y la búsqueda de ahorro por parte de los usuarios, especialmente en un contexto de elevada inflación y precios energéticos al alza, han favorecido la demanda de opciones más económicas. En segundo lugar, la normalización del modelo en la percepción del cliente y su expansión territorial hacia zonas previamente desatendidas han ampliado su accesibilidad. Finalmente, la progresiva eliminación de barreras legislativas en la mayor parte de las comunidades autónomas, alineadas con el marco europeo, ha facilitado la implantación y la proliferación de estas estaciones, si bien persisten resistencias locales en algunos ámbitos.

Distribución territorial y dinamismo por comunidades

El despliegue de las gasolineras automáticas presenta un carácter desigual por territorios. Andalucía encabeza el ranking con 745 estaciones, registrando un incremento del 89% respecto de 2023; le siguen Cataluña con 534 (suba del 19%) y la Comunidad Valenciana con 482 (alza del 35%). En términos relativos, las Islas Canarias muestran el mayor crecimiento, multiplicando por cinco su red y alcanzando 154 estaciones, lo que representa un aumento del 431% en dos años.

Otras comunidades que han experimentado avances relevantes son Navarra (321% hasta 101 estaciones), la Región de Murcia (120% hasta 139 estaciones) y Castilla-La Mancha (duplicando su cifra hasta 263). En sentido contrario, las Islas Baleares redujeron su red un 6%, pasando de 24 a 13 estaciones. Madrid y Cataluña, aunque con un peso importante en el mercado, presentaron crecimientos más moderados del 24% y 19%, respectivamente.

A nivel provincial sobresale el caso de Santa Cruz de Tenerife, que multiplicó por diez su red, pasando de seis a 73 estaciones. Por el contrario, provincias como Burgos y Segovia apenas superaron el 5% de incremento, mientras que Ávila y Baleares registraron descensos del 5% y del 46%, respectivamente.

Percepción del modelo y aspectos técnicos

La AESAE enfatiza que, pese a la penetración desigual, la trayectoria expansiva es patente y considera al modelo automático como probado, seguro y exitoso. Asimismo, prevé que en los próximos años se abrirán nuevas estaciones y que algunas estaciones tradicionales con atención al público podrían reconvertirse a un sistema automático. Las grandes operadoras energéticas han incorporado además opciones automáticas bajo marcas paralelas, integrando este modelo en su oferta comercial.

En cuanto a la calidad del combustible, los especialistas señalan que la gasolina de estaciones de bajo coste —muchas de ellas automáticas— no perjudica el motor si cumple las especificaciones técnicas exigidas. La diferencia con el combustible de estaciones con atención personal radica, en general, en los aditivos añadidos, lo que puede justificar distintas políticas de precio pero no implica, según los expertos citados por Verifica RTVE, daños al motor cuando la gasolina respeta la normativa vigente.

Conclusión

La rápida extensión de las gasolineras automáticas en España responde a una combinación de factores económicos, regulatorios y de comportamiento del consumidor. Su crecimiento geográfico y numérico señala una transformación relevante del sector del suministro de carburantes, con implicaciones para la competencia, la estructura comercial y la oferta al usuario. Permanecen, no obstante, diferencias territoriales importantes y retos regulatorios y de integración que condicionarán la evolución futura del modelo.