Cómo es la bomba antibúnker GBU-75 que utilizó EE. UU. para destruir las centrales nucleares de Irán
Hasta el momento, ningún otro país ha desplegado una tecnología equivalente capaz de destruir búnkeres a semejante profundidad, como en el caso de la central nuclear de Fordow
El reciente ataque de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares clave de Irán situó en el centro del debate militar y geopolítico una herramienta bélica diseñada específicamente para este tipo de misiones: la GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (GBU-57/B, MOP). La operación, confirmada por el presidente Donald Trump a través de sus canales oficiales, apuntó contra Fordow, Natanz e Isfahan, instalaciones emblemáticas para el programa atómico iraní y conocidas por su carácter fuertemente protegido y, en el caso de Fordow, por su ubicación a cientos de metros bajo tierra. Este hecho no solo puso en evidencia la evolución de las armas desarrolladas por Washington, sino también el cálculo estratégico tras su preparación y despliegue.
El diseño y la construcción de la GBU-57/B MOP respondieron a la necesidad de neutralizar amenazas nucleares resguardadas en complejos subterráneos difíciles de alcanzar mediante armas convencionales. Con un peso de 13.600 kilogramos (alrededor de 30.000 libras) y capacidad para perforar gruesas capas de roca, suelo y concreto, la MOP representa la culminación de un proceso de innovación que buscó garantizarle a Estados Unidos una respuesta efectiva ante la consolidación de búnkeres profundos en Irán y Corea del Norte. La planta de Fordow en Irán, excavada bajo una montaña cerca de Qom, constituyó desde su descubrimiento en 2009 el ejemplo paradigmático y desafío principal para la ingeniería militar de penetración.
Las autoridades estadounidenses identificaron tempranamente que la evolución tecnológica de las instalaciones nucleares iraníes exigía armamento capaz de vulnerar estructuras resistentes a bombardeos tradicionales. Los informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) respecto a la presencia de uranio enriquecido a niveles superiores al 80% en Fordow agudizaron la preocupación internacional e impulsaron el perfeccionamiento de la MOP. Esta bomba fue concebida como arma de último recurso para demoler los refugios subterráneos capaces de proteger el enriquecimiento de uranio y la producción de componentes críticos en el desarrollo de armamento nuclear.
El contexto inmediato del bombardeo, con la confirmación de ataques exitosos sobre Fordow, Natanz e Isfahan y la reivindicación pública del operativo por Donald Trump, revela el encuadre estratégico en el que la MOP se emplea. Trump afirmó que “se ha lanzado una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow” y declaró que “todas las instalaciones nucleares atacadas han sido destruidas”. Esta acción se llevó a cabo ante la creciente inquietud por la aceleración del programa nuclear iraní y su aparente inminencia, según la Casa Blanca, de alcanzar capacidad atómica operativa en cuestión de semanas.
La MOP no actúa aislada del contexto global: su desarrollo también anticipa escenarios de proliferación donde otras naciones consideran la protección de sus capacidades estratégicas bajo capas cada vez más profundas de seguridad física. Sin embargo, la reciente acción estadounidense se diferencia de los ataques previos llevados a cabo por Israel, ya que en esta ocasión el objetivo principal fue el núcleo más robusto de la infraestructura nuclear iraní, desafiando las suposiciones tradicionales de invulnerabilidad de los refugios subterráneos diseñados por Teherán. /Infobae