La argentina Celeste Saulo, una de las científicas más influyentes del planeta y actual secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), advirtió que el mundo atraviesa una “policrisis”, una convergencia de crisis climática, energética, alimentaria, social y geopolítica que se retroalimentan y agravan entre sí.

Su mensaje se dio en Mar del Plata, durante la apertura del Congreso Nacional del Agua (Conagua 2025), organizado por el Ministerio de Infraestructura bonaerense. Antes de su exposición, recibió el título de doctora honoris causa por la Universidad Nacional de Mar del Plata.

“El cambio climático no es un escenario futuro: ya está aquí. Lo vemos en inundaciones, incendios y tormentas devastadoras. Los sistemas de alerta temprana no son una mejora técnica, son herramientas para cuidar vidas”, señaló.

Según datos de la OMM, desde 1970 el 91% de los desastres naturales están vinculados al agua —sequías, tormentas, inundaciones o derrumbes— y uno de los impactos más graves del calentamiento global es la pérdida de agua potable, especialmente en países con glaciares como la Argentina.

Saulo detalló que la Tierra perdió 9.000 gigatoneladas de agua dulce por el derretimiento del hielo, un volumen equivalente al consumo de toda la población mundial durante 31 años. Esa agua no regresa a las montañas en forma de hielo y termina en el mar, elevando su nivel. “A nivel global, los glaciares no muestran signos de recuperación desde hace 40 años”, advirtió.

Estado mundial de los glaciares desde 1950 hasta 2023

La meteoróloga también remarcó la desigualdad en la capacidad de adaptación:

“Los países en desarrollo somos los más vulnerables al cambio climático y los que menos recursos tenemos para adaptarnos. Mientras algunos planifican su transición verde con tecnología y financiamiento, otros apenas logran sostener sus sistemas básicos.”

Comparativo de muertes y pérdidas económicas por desastres naturales entre países desarrollados, en desarrollo y en transición

En cifras, la anticipación y los sistemas de alerta temprana redujeron las muertes por desastres, aunque la mayor carga de víctimas sigue concentrándose en países en desarrollo. En contraste, las pérdidas económicas son mayores en los países ricos, debido al mayor valor de su infraestructura. “Pero la pérdida de cultivos en una isla pequeña, aunque no cueste millones de dólares, puede ser devastadora para esa nación”, aclaró.

Respecto a la transición energética, Saulo valoró los avances pero advirtió que el ritmo es insuficiente:

“En 2010 crecían las fuentes no renovables, en 2024 lo hacen las renovables. Es una buena noticia, pero no a la velocidad necesaria. Esto cuesta dinero. ¿Cómo financiamos una transición justa?”.

China, Estados Unidos y la Unión Europea lideran la inversión, seguidos a gran distancia por América Latina, África y el sudeste asiático. Para la experta, la brecha no se cerrará sin cooperación internacional:

“Necesitamos que nadie quede atrás. Si no es justa, la transición profundizará las desigualdades”.

También defendió el rol del Estado y el multilateralismo como herramientas para enfrentar los desafíos globales:

“Las tensiones existen, pero se solucionan con diálogo. Los acuerdos multilaterales son más valiosos que los bilaterales. En Latinoamérica nos debemos una consolidación como región”.

Para cerrar, dejó un llamado a la acción:

“Todos tenemos algo para aportar: en los hábitos de consumo, en cómo manejamos la basura. Como sociedad organizada podemos lograr más. Construir lo público es defender lo colectivo”.