El papa León XIV lanzó un "llamado a la paz" a "todos los pueblos"
El flamante pontífice agradeció durante su primer discurso al papa Francisco por su legado.
En un evento de gran relevancia para la Iglesia Católica y el mundo, el nuevo pontífice, León XVI, hizo su aparición en el balcón del Vaticano tras su elección como sucesor de Francisco. Este momento fue recibido con entusiasmo por la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, donde los fieles aguardaban expectantes sus primeras palabras como Papa.
Durante su discurso inaugural, el Papa León XVI enfatizó la importancia del seguimiento de Cristo, afirmando con firmeza que “el mal no prevalecerá”. Este mensaje no solo busca fortalecer la fe de los creyentes, sino también inspirar un sentido de esperanza en un mundo marcado por conflictos y divisiones. En su alocución, el nuevo pontífice extendió un llamado a la paz, instando a “todos los pueblos” a unirse en la búsqueda de un entendimiento mutuo y la armonía. El Papa también hizo un hincapié especial en la construcción de “puentes de paz”, sugiriendo que la colaboración entre diferentes comunidades es esencial para alcanzar la justicia y el bienestar común.
Su invitación a actuar sin miedo refleja una intención de fomentar una cultura de diálogo y reconciliación, valores que se presentan como fundamentales en su visión pastoral. En un gesto que subraya su identidad multicultural, León XVI, quien posee nacionalidad peruana, recordó con gratitud a su predecesor, el Papa Francisco, al pronunciar la frase “¡Gracias al papa Francisco!”.
Este reconocimiento no solo es un homenaje a su legado, sino que también establece un vínculo con las raíces latinoamericanas que ambos líderes comparten. Además, en un gesto personal, el nuevo Papa dirigió un saludo en español a su “querida diócesis de Chiclayo” en Perú, lo que resuena profundamente con su comunidad de origen y con aquellos que lo han apoyado a lo largo de su trayectoria. “Y si me permiten también una palabra, un saludo... a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú”, expresó con calidez desde el icónico balcón de la Basílica de San Pedro.
Este primer discurso del Papa León XVI se presenta como un llamado a la unidad y la esperanza, características que parecen ser el núcleo de su papado en un tiempo donde la sociedad enfrenta múltiples desafíos.