La justicia francesa ha dictado una condena significativa al excirujano Joël Le Scouarnec, quien fue sentenciado a 20 años de prisión por violar o agredir sexualmente a 299 pacientes a lo largo de más de dos décadas. Este caso ha generado una conmoción considerable en la sociedad francesa, dado que las víctimas en su mayoría eran menores y se encontraban bajo anestesia durante los abusos. Durante el juicio, Le Scouarnec admitió haber cometido "actos despreciables".

La fiscalía había solicitado la pena máxima de 20 años de prisión, describiendo al acusado como un "diablo" de "bata blanca" y sugiriendo la reclusión en un centro especializado para su tratamiento y vigilancia posterior al cumplimiento de la pena. No obstante, el tribunal de Vannes, ubicado en el oeste de Francia, decidió que el hombre de 74 años podría solicitar la libertad condicional tras cumplir dos tercios de su condena.

En sus alegatos finales, la defensa solicitó que se consideraran los "elementos favorables" al acusado, como su confesión de los hechos. Sin embargo, las víctimas exigieron un "veredicto a la altura" de la gravedad de los crímenes. En su declaración, Le Scouarnec expresó su deseo de "recuperar esta parte de humanidad que tanto me ha faltado".

Francia: condenan a 20 años al excirujano que abusó de casi 300 pacientes, la mayoría menores de edad

Le Scouarnec ya se encontraba cumpliendo una condena de 15 años de prisión desde 2020, por la violación y agresión sexual de cuatro menores, dos de ellas sobrinas suyas. Las otras víctimas fueron una paciente en la década de 1990 y una vecina de seis años en 2017. Las investigaciones que surgieron a raíz de la denuncia de esta última revelaron cuadernos donde el acusado documentaba sus agresiones, así como miles de imágenes de pornografía infantil y decenas de muñecas.

No todas las víctimas eran conscientes inicialmente de haber sufrido abusos. Algunos nombres aparecieron en los diarios de Le Scouarnec, lo que llevó a los investigadores a contactarlas. Otras víctimas se dieron cuenta de lo sucedido al consultar sus historiales médicos. Trágicamente, dos de ellas se quitaron la vida antes del juicio.

El excirujano aprovechaba su posición para abusar de los pacientes, disfrazando sus actos como atención médica. Su método incluía dirigirse a niños que probablemente no recordarían los encuentros, ya que se encontraban sedados o inconscientes. Los cuadernos que documentaban los abusos se convirtieron en una pieza central del caso. En el tribunal, Le Scouarnec declaró: "No los veía como personas. Eran el blanco de mis fantasías. A medida que avanzaba el juicio, comencé a verlos como individuos, con emociones, ira, sufrimiento y angustia".

A partir del 20 de marzo, la fiscalía inició una nueva investigación sobre "víctimas no identificadas o recién declaradas" del excirujano. Este nuevo juicio, que comenzó en febrero, reveló un patrón de abusos que se extendió entre 1989 y 2014, afectando a un total de 158 niños y 141 niñas, con una edad media de 11 años.

Este boceto judicial creado el 23 de mayo de 2025 muestra al acusado, el cirujano francés jubilado Joel Le Scouarnec, escuchando durante una audiencia en su juicio por cargos de violación y agresión sexual de 299 ex pacientes, en el juzgado de Vannes, oeste de Francia, el 23 de mayo de 2025
Este boceto judicial creado el 23 de mayo de 2025 muestra al acusado, el cirujano francés jubilado Joel Le Scouarnec, escuchando durante una audiencia en su juicio por cargos de violación y agresión sexual de 299 ex pacientes, en el juzgado de Vannes, oeste de Francia, el 23 de mayo de 2025

“Peligrosidad muy grande”

Le Scouarnec nació en París y se convirtió en cirujano en la década de 1980. A pesar de haber sido condenado en 2005 por posesión de imágenes de pornografía infantil, continuó ejerciendo su profesión en varios hospitales hasta 2017. Su caso ha suscitado interrogantes sobre las responsabilidades de las instituciones médicas y judiciales en la supervisión de profesionales de la salud con antecedentes penales.

Durante las audiencias, varios exdirectivos de instituciones médicas comparecieron para responder cómo Le Scouarnec pudo seguir trabajando a pesar de su condena en 2005. La falta de respuestas generó frustración entre las víctimas. El fiscal Stéphane Kellenberger argumentó que "se podría haber hecho más" para evitar que el acusado siguiera ejerciendo.

Antes del veredicto, un colectivo de víctimas presentó una pancarta en el tribunal que representaba a 355 personas: las 299 del caso actual, así como las "olvidadas" y aquellas cuyos casos prescribieron. Estas víctimas denunciaron el "silencio político" durante el juicio y anunciaron una reunión con el ministro de Salud, quien prometió trabajar para prevenir futuros abusos.

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Las organizaciones de protección infantil que se unieron al proceso judicial buscan que este caso sirva para fortalecer el marco legal y prevenir abusos similares. Aunque el juicio ha expuesto serias fallas en las instituciones, muchas víctimas sienten que no ha dejado una huella significativa en el gobierno ni en la sociedad.

El caso ha estado rodeado de controversias, incluidas acusaciones contra el primer ministro François Bayrou por supuestamente encubrir casos de violencia en un colegio católico, lo que complica aún más el panorama de la justicia en este contexto.