La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) emitió un comunicado el pasado viernes en el que se expone una grave situación en la Franja de Gaza, caracterizada por una serie de bombardeos que han impactado de manera directa en viviendas, hospitales, vías de comunicación e infraestructura esencial para la vida, como el acceso al agua y al saneamiento. En su declaración, MSF describe lo que considera una aniquilación deliberada y sistemática de las condiciones mínimas necesarias para la vida de los palestinos por parte de las fuerzas israelíes. 

Los datos presentados por la organización revelan un panorama alarmante en términos de la pérdida de vidas humanas y de infraestructura vital. Se reporta que más de 60,000 personas han fallecido como resultado de ataques que se consideran indiscriminados. Además de esta tragedia humana, se ha evidenciado un colapso en la atención sanitaria, ya que muchas instalaciones médicas han sido afectadas o han dejado de operar por completo. La entrada de alimentos, agua, electricidad y medicamentos ha sido severamente bloqueada, provocando desplazamientos masivos de la población y la destrucción de edificios tanto públicos como privados. 

Las cifras son contundentes: según informes de agencias de las Naciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 160,000 viviendas han sido destruidas, mientras que otras 276,000 han sufrido daños significativos. Esto implica que el 92% del parque habitacional de Gaza ha quedado afectado. Además, un informe del Centro de Satélites de la ONU (UNOSAT) indica que el 70% de las estructuras en la región ha sufrido daños severos. 

El informe de evaluación rápida de daños, elaborado en conjunto por el Banco Mundial, la ONU y la Unión Europea, agrega que el 88% de los comercios e industrias inspeccionados están dañados o destruidos, con un 66% de estos últimos completamente arrasados. En lo que respecta a la atención médica, MSF ha documentado ataques directos a hospitales, incluyendo los de Nasser y Al Aqsa, y ha señalado que el Hospital Europeo de Gaza ha cesado por completo su funcionamiento. 

De manera alarmante, el hospital Al Shifa tuvo que suspender diálisis debido a la falta de combustible, y en el norte de la Franja no queda ningún hospital que opere con normalidad. La infraestructura vial también ha sufrido daños significativos; se estima que el 80% de las rutas principales, secundarias y terciarias están dañadas o destruidas.

 Por si fuera poco, el 82% de las instalaciones de agua, saneamiento e higiene se encuentran en zonas militarizadas o bajo órdenes de evacuación por parte del Ejército israelí. Según la información proporcionada por MSF, un 87.8% de la Franja de Gaza está bajo órdenes de desplazamiento forzado o ha sido declarada zona militar, lo que añade una capa adicional de complejidad a la ya crítica situación humanitaria que se vive en la región.