En el contexto económico actual de España, se ha observado un aumento en la inflación durante el mes de julio, marcando así el segundo mes consecutivo de incremento. Este fenómeno ha llevado al Índice de Precios de Consumo (IPC) a situarse en un 2,7% interanual, lo que representa una subida de cuatro décimas desde el mes anterior. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha señalado que esta variación se debe principalmente al incremento en el precio de la electricidad, aunque también se ha registrado un impacto, aunque menor, por parte de los carburantes. 

El aumento en el precio de la electricidad puede explicarse en gran medida por la comparación con los precios excepcionalmente bajos que se registraron en julio de 2024. Durante ese periodo, una combinación de factores, como una bajada puntual del gas, la reducción del IVA al 10% y una menor demanda, resultaron en tarifas eléctricas notablemente reducidas. Esta base tan baja del año anterior ha contribuido a que la subida interanual actual se perciba como más acentuada. 

Por otro lado, el comportamiento de los precios de los carburantes también ha jugado un papel relevante en este aumento, siguiendo la tendencia habitual del verano, período en el cual el incremento de desplazamientos provoca una mayor presión sobre los precios. Es interesante notar que el IPC general había alcanzado mínimos históricos en el mes de mayo; sin embargo, con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, se experimentó un repunte de siete décimas en apenas dos meses, alcanzando su nivel más alto desde febrero, con un 3%. 

Este dato se encuentra por encima del objetivo del 2% que establece el Banco Central Europeo (BCE) para el medio plazo, lo que podría implicar desafíos adicionales para la política económica y monetaria en el futuro cercano. La situación actual de la inflación, por tanto, presenta un panorama que requiere atención y análisis, considerando los factores internos y externos que inciden en la economía, así como las repercusiones que estas variaciones pueden tener en la vida cotidiana de los ciudadanos y en las decisiones de política económica que se tomen en el futuro.