En un reciente anuncio, el presidente Donald Trump comunicó que la empresa multinacional Coca-Cola ha acordado utilizar azúcar de caña en la producción de sus bebidas en Estados Unidos, un cambio significativo en su fórmula habitual, que se basa en el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF). Esta decisión llega en un contexto donde el JMAF ha sido objeto de críticas, especialmente por parte del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., y su movimiento “Haz que Estados Unidos vuelva a ser saludable otra vez”. 

Trump, a través de su plataforma Truth Social, expresó su satisfacción respecto a este acuerdo, señalando que “será una muy buena decisión por su parte” y que el azúcar de caña es “sencillamente mejor”. Sin embargo, el presidente no proporcionó detalles sobre los motivos detrás de este cambio, ni cómo afectará a una de sus bebidas preferidas, la Coca-Cola Light, que se elabora con un edulcorante diferente. Es importante destacar que, desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha reinstalado un botón especial en su despacho oval que le permite disfrutar de Coca-Cola sin azúcar. 

Coca-Cola, por su parte, no confirmó de inmediato la modificación de sus ingredientes, aunque expresó su agradecimiento por el entusiasmo del presidente hacia su marca. En un breve comunicado, la compañía indicó que compartiría más detalles sobre sus nuevas y innovadoras ofertas en la gama de productos. El JMAF ha ganado popularidad desde la década de 1970, impulsado por subsidios gubernamentales a los productores de maíz y altos aranceles a la importación de azúcar de caña. No obstante, cualquier cambio en la formulación de Coca-Cola podría generar reacciones adversas en el denominado cinturón del maíz, una región del Medio Oeste conocida por su apoyo a Trump. 

Desde una perspectiva técnica, tanto el JMAF como la sacarosa (azúcar de caña) están compuestos de fructosa y glucosa, aunque difieren en su estructura química. El JMAF contiene estos azúcares en estado libre, en proporciones variables, mientras que la sacarosa presenta una unión química entre fructosa y glucosa. A pesar de estas diferencias, una revisión de estudios clínicos realizada en 2022 concluyó que no existen variaciones significativas en términos de salud entre ambos edulcorantes, a excepción de un aumento en ciertos marcadores inflamatorios en individuos que consumen JMAF. 

Cabe resaltar que la Coca-Cola mexicana, que utiliza azúcar de caña, suele tener un precio más elevado en el mercado estadounidense, siendo valorada por su sabor más “natural”. En contraste, la Coca-Cola Light que consume Trump es endulzada con aspartamo, un compuesto que ha sido clasificado como “posible carcinógeno” por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Este desarrollo en la industria de las bebidas resalta un cambio potencial en la formulación de productos que podrían influir tanto en el mercado como en las percepciones sobre la salud pública en Estados Unidos.