Máxima presión sobre Caracas: Trump despliega tropas y acusa a Maduro de liderar un cartel narco
La Casa Blanca aceleró su estrategia para forzar la salida de Nicolás Maduro con medidas de alto impacto: despliegue de marines, buques de guerra frente a Venezuela, una histórica recompensa y la narrativa del narcotráfico como nuevo eje de presión. ¿Qué poder real tiene el régimen chavista para resistir?
Una recompensa histórica de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Nicolás Maduro. La incorporación del Tren de Aragua y del Cartel de los Soles a la lista de organizaciones terroristas internacionales. Acusaciones directas contra el líder chavista por liderar un cartel de narcotráfico. El despliegue de 4.000 marines en el Mar Caribe y el envío de tres buques de guerra a escasa distancia de las costas venezolanas.
Estas son algunas de las medidas más resonantes que la administración de Donald Trump ha impulsado en apenas siete meses para acorralar, debilitar y forzar la salida de Maduro del poder. Se trata de una ofensiva planificada con precisión quirúrgica desde las distintas esferas del gobierno norteamericano: el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, la DEA y el Pentágono.
El giro en la estrategia: narcotráfico como narrativa central
En las últimas semanas, Washington aceleró la presión tras vincular formalmente a Maduro y su círculo más cercano –tanto civil como militar– con el Cartel de los Soles y con estructuras criminales regionales como el Cartel de Sinaloa. Ese fue el punto de inflexión en la estrategia que algunos en la Casa Blanca ya llaman internamente el “Plan Acorralamiento”.
La vocera presidencial Karoline Leavitt no dejó margen para la ambigüedad:
“El presidente Trump ha sido muy claro en que está dispuesto a usar todo el poder estadounidense para frenar el ingreso de drogas a nuestro país. Maduro no es un presidente legítimo, es el líder de un cartel narcoterrorista”, sentenció.
El mensaje es claro: la Casa Blanca buscará asfixiar política y militarmente a Maduro, apostando al desgaste de la frágil coalición interna que aún lo sostiene tras las elecciones consideradas fraudulentas del año pasado y más de 25 años de chavismo en el poder.
Objetivos a corto plazo
“El despliegue militar no sólo genera una presión enorme sobre Maduro y la cúpula chavista –como Diosdado Cabello–, sino que también inhibe cualquier intento de atacar con lanchas rápidas rutas estratégicas del Caribe o de avanzar sobre Guyana”, explicó a TN Ricardo Ferrer, director del Centro de Geopolítica de FREE y experto en movimientos militares venezolanos.
Desde las últimas elecciones, el gobierno venezolano ha coqueteado con la posibilidad de invadir Guyana, país al que le disputa un territorio rico en petróleo y minerales. Esa jugada –dicen los analistas– apunta más a movilizar el nacionalismo interno que a una ofensiva militar real.
Trump es consciente de los riesgos que implica una intervención directa: podría activar una narrativa antiimperialista que reactive el apoyo al régimen chavista y provoque alineamientos inesperados en la región. Por eso, Maduro ya convocó a una cumbre extraordinaria de la debilitada ALBA, en un intento por recuperar músculo diplomático.
¿Qué poder real tiene Maduro?
Mientras el régimen de Caracas habla de movilizar 4,5 millones de milicianos, convoca a alistamientos masivos y muestra imágenes de tanques y vehículos en movimiento, la gran pregunta que persiste es: ¿tiene Venezuela capacidad real de disuasión frente a Estados Unidos?
Según Ferrer, en los años de bonanza petrolera de inicios de los 2000, Venezuela emprendió una ambiciosa modernización militar con compras de armamento a Rusia, China e Irán. Sin embargo, esa maquinaria está hoy seriamente deteriorada:
“La falta de repuestos es evidente. En bases como La Carlota, en pleno centro de Caracas, hay helicópteros que sufren una ‘canibalización’ permanente. Ya no hay capacidad de compra y los créditos se agotan”, advirtió el experto.
El precedente Carvajal y lo que se viene
Todo indica que la presión de Estados Unidos no va a ceder. El caso del exjefe de inteligencia Hugo "el Pollo" Carvajal, detenido en España y extraditado a EE.UU., sienta un precedente. Carvajal se declaró culpable de narcoterrorismo, el mismo cargo que la Casa Blanca ahora busca aplicar a Maduro.
En este contexto, es esperable que Washington continúe avanzando sobre figuras clave del chavismo, profundice el aislamiento internacional y mantenga el despliegue militar como carta de presión. La partida está lejos de terminar, pero el tablero ya cambió drásticamente.